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Estocolmo vs Milán: carrera marcada por la austeridad para los JJOO de Invierno 2026

Ambas candidaturas han reducido su presupuesto en un 20% con respecto a las ediciones de 2018 y 2022. La propuesta sueca no ha recibido ningún tipo de subvención por parte del Gobierno mientras que el proyecto milanés ingresó 62 millones de dólares públicos. Ambas candidaturas sobrepasan los 1.500 millones de dólares en inversiones.

Aitor Rus

4 jun 2019 - 04:54

Ambas candidaturas han reducido su presupuesto en un 20% con respecto a las ediciones de 2018 y 2022. La propuesta sueca no ha recibido ningún tipo de subvención por parte del Gobierno mientras que el proyecto milanés ingresó 62 millones de dólares públicos. Ambas candidaturas sobrepasan los 1.500 millones de dólares en inversiones.

 

 

Estocolmo y Milán se disputarán el próximo 24 de junio ser la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026. El Comité Olímpico Internacional (COI) ha elogiado en un informe las condiciones ofrecidas por ambas candidaturas, que han centrado sus esfuerzos en que la organización del evento esté marcada por la austeridad y parámetros como la sostenibilidad y legado. Se acabó el dilapidar miles de millones en instalaciones temporales.

 

La reducción de los costes ha sido uno de los rasgos a destacar por parte de ambas candidaturas, ya los presupuestos de ambos proyectos se han reducido en un 20% con respecto a 2018 y 2022. La previsión de gasto Italia alcanza 1.566 millones de dólares (1.398 millones de euros), mientras que la de Suecia se abarataría hasta 1.517 millones de dólares (1.354 millones de euros).

 

El gasto en infraestructuras de la candidatura sueca está previsto que sea 176 millones de dólares (157 millones de euros), un 12% del total. Por su parte, el proyecto italiano tiene previsto invertir en esta partida hasta 276 millones de dólares (246 millones de euros), un 57% más que su rival, lo que representa un 18% del gasto total de su propuesta.

 

 

 

 

Según el COI, la sostenibilidad y el legado son dos de los ejes vertebradores alrededor de los cuales deben girar ambas propuestas. El uso de instalaciones ya existentes o temporales será capital para la elección, y aquellas que sean de nueva construcción deberán continuar siendo operativas para la ciudad y seguir en funcionamiento una vez los juegos hayan finalizado.

 

Quien parece haberse tomado al pie de la letra estas directrices ha sido Milán. De las catorce instalaciones deportivas donde se disputarían las pruebas, el 93% ya existen o serán temporales y sólo se prevé la construcción de un recinto de hockey hielo que funcionará como polideportivo al término de los Juegos. El compromiso de la candidatura holmiense en este aspecto también es alto, aunque menos que el de su rival. Tres de sus centros (25%), entre los que se encuentran una pista de speed skating, una de curling y otra de esquí, se construirán expresamente para la olimpiada, mientras que los otros nueve ya existen o serán temporales.

 

Las villas olímpicas siguen la misma ruta de sostenibilidad y de enfoque al largo plazo. El proyecto italiano sólo tiene previsto levantar una nueva villa, que se enmarca dentro de un plan de desarrollo para hacer frente a la escasez de vivienda universitaria de la ciudad; las otras cinco serían temporales o ya existentes. Por otro lado, en Estocolmo, dos de las cuatro zonas para albergar a los atletas se edificarán formando parte de un proyecto de privado para hacer frente al aumento de la demanda de pisos en la ciudad.

 

 

 

 

Las diferencias entre ambas candidaturas no solo se limitan al gasto y a las infraestructuras, ya que el apoyo de las administración pública ha sido otro de los datos más llamativos del informe. El proyecto presentado por Estocolmo no ha contado con el soporte financiero del gobierno sueco, mientras que Milán ha recibido 62,5 millones de dólares (56 millones de euros) de las arcas públicas.

 

En cuanto al apoyo privado, el patrocinio juega un papel crucial para ambas ciudades, pero se reparte de diferente manera en ambos presupuestos. Para la propuesta holmiense, el apoyo de los principales patrocinadores de los Juegos Olímpicos (Coca Cola, Samsung, Toyota o Visa) es de 300 millones de dólares (268 millones de euros), siendo este el 20% del total de los ingresos. Sin embargo, el COI avisa en su informe del riesgo de que 100 de estos 300 millones no están garantizados al cien por cien. Para Milán es el espónsor doméstico el que le proporciona su mayor fuente de ingresos (481 millones de dólares), un 31% del total, frente a los 175 millones de dólares (156 millones de euros) de los patrocinadores olímpicos.

 

La contribución del Comité Olímpico al proyecto de Estocolmo es su mayor baza económica. Hasta 452 millones de dólares (30% del total) aportará el COI para que la capital sueca pueda traer los juegos de invierno a su país. Esta ayuda es algo menor en el caso de la capital lombarda, donde la cifra no alcanza los 400 millones de dólares, quedándose en 396 millones de dólares (354 millones de euros). El ticketing está previsto que sea otro de los pilares de la financiación tanto de Estocolmo como de Milán, con 289 millones de dólares y 268 millones de dólares, respectivamente.

 

A pesar de los elogios, el Comité ha destacado algunas dificultades que deberán afrontarse de aquí a la celebración del evento. En Suecia, se apunta a la climatología y a la distancia respecto de la capital de otras localidades como Are, donde se llevarán a cabo otras pruebas como los escollos principales a la hora de organizar los juegos. Mientras que en Italia, la dispersión de Milán y las otras sedes (Cortina, Bormio y Livigno) obligaría a alojar a los deportistas en seis villas diferentes, lo que plantearía fuertes exigencias a nivel de transporte y de infraestructuras hoteleras.