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El golf firma su tratado de Versalles: incógnitas e interrogantes de un nuevo imperio
El acuerdo entre LIV Golf, PGA Tour y DP World Tour para crear un nuevo circuito mundial de golf ha acabado con los litigios, pero no con las preguntas acerca del funcionamiento, el futuro y las posibilidades del golf.


12 jun 2023 - 05:00
Guerra y paz en el golf mundial. El acuerdo entre LIV Golf, PGA Tour y DP World Tour para crear un nuevo circuito mundial de golf ha acabado con meses de juicios y conflictos para hacerse con el reinado del sector, pero no ha terminado con las incógnitas sobre el futuro de este deporte, sino que las ha multiplicado.
Cuando el pasado martes las tres partes anunciaron la creación de un circuito único, combinando todos los negocios y derechos comerciales en una nueva entidad de propiedad colectiva, el sector del golf tembló. El movimiento, enigmático e inesperado, aspira a construir un torneo con una mayor cifra de negocio, más derechos audiovisuales y acuerdos de patrocinio.
La fuerza de este nuevo torneo radicará en su alcance internacional. El DP World Tour, fuerte en Europa; el PGA Tour, con especial presencia en América; y el LIV Golf, con acuerdos en Asia y Oriente Próximo, generarán una competición con alcance en medio mundo.
Liv Golf controlará el 49% de la nueva sociedad con una inversión de 3.000 millones
“Todo el mundo estaba esperando a que esto sucediera, pero la noticia ha traído muchas más incógnitas que certezas: no se sabe absolutamente nada de cuándo empezará, bajo qué formato o con qué nombre, ni siquiera qué pasará con los acuerdos que ya habían firmado los tres torneos”, apunta Jorge Sagardoy, director general de la Real Federación Española de Golf (Rfeg).
El ejecutivo señala que los grandes beneficiados serán los jugadores, que aspirarán a mejores contratos, premios y condiciones. Sin embargo, no se sabe aún si los circuitos históricos perderán personalidad o cómo se adaptarán los diferentes formatos deportivos de los torneos a una sola competición.
Por su parte, Eloi Hernando, golfista profesional desde hace veinte años, comenta que “los profesionales no saben cómo repercutirá en los campeonatos ni en los profesionales; ya sea en invitaciones, premios y gestión”, apunta el deportista, quien señala que “en el caso de los dos circuitos clásicos casi todo puede anticiparse, pero LIV es la gran incógnita para todos”.
El PGA Tour y el DP World presentan divergencias deportivas con el circuito saudí. LIV Golf admite a los deportistas en el circuito a través de invitaciones, mientras que los dos circuitos clásicos funcionan a través de métodos más meritocráticos, en los cuales se escala y accede a nuevas pruebas a través del buen desempeño deportivo.
La nueva sociedad aspira a generar una mayor cifra de negocio, más contratos de patrocinio y derechos audiovisuales
El PGA afirma que mantendrá el control operativo del torneo y del consejo de la organización sin nombre, mientras que el fondo saudí será el inversor de referencia, con una participación de hasta el 49% y una inversión de 3.000 millones de dólares, según detalla The Economist.
De momento, lo poco que ha trascendido es que se pondrá fin a los litigios cruzados entre las partes. En 2022, PGA Tour alegó ante las autoridades que el circuito saudí interfirió en su contrato con ciertos jugadores y amenazó con sanciones a los golfistas que participasen en el circuito LIV Golf.
LIV Golf había recrudecido la guerra por el imperio del golf el año pasado, asegurando que el PGA Tour “había monopolizado el golf hasta llevarlo casi a la desaparición, al no innovar ni ampliar el atractivo del deporte y llevarlo al siglo XXI”.
En los últimos meses, la rivalidad se había acrecentado de forma exponencial entre los partidarios de LIV, como el español Sergio García, Brooks Koepka o Abraham Ancer, y los defensores de los dos modelos clásicos, entre los que se encuentran el español Jon Rahm o Tiger Woods.
El golfista Rory McIlroy afirma que “odia al LIV”, pero admite que la fusión “va a ser beneficiosa”
La incapacidad del LIV de generar ingresos comerciales y el veto en ciertos mercados estratégicos, a la vez que la fuga de talentos del PGA, han obligado a las partes a alcanzar un acuerdo común.
Las voces discordantes no han tardado en aparecer. Los primeros fueron los golfistas, que expresaron su desencanto por haberse enterado de la información a través de la prensa. Entre ellos, destaca la sinceridad descarnada del norirlandés Rory McIlroy, quien apunta que “odia al LIV y espera que desaparezca”, pero admite que la fusión “va a ser beneficiosa para el deporte”.
Este es el último intento de Arabia Saudí de blanquear su imagen a través del deporte, siguiendo la estela de Qatar. En los últimos años, desde Riad han organizado combates de boxeo, han comprado al Newcastle de la Premier League y han fichado a leyendas del fútbol europeo, como Cristiano Ronaldo o Karim Benzema.