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El disco volador crece en España y busca sumar más fichas para ser reconocido como federación

La Federación Española de Disco Volador (Fedv), que cuenta con veinte años de antigüedad, trata de llegar a más territorios y personas a través de colegios y programas para ser admitido por el Consejo Superior de Deportes.

El disco volador crece en España y busca sumar más fichas para ser reconocido como federación
El disco volador crece en España y busca sumar más fichas para ser reconocido como federación
Sólo en la modalidad ultimate, siete millones de personas en todo el mundo practican esta disciplina

A. Ferrer

22 ago 2022 - 05:00

El disco volador se lanza a por su reconocimiento. La Federación Española de Disco Volador (Fedv), que cuenta con más de 1.300 practicantes en el territorio, ha vuelto a poner en marcha un proyecto para lograr el reconocimiento como federación por parte del Consejo Superior de Deportes (CSD) y del Comité Olímpico Español (COE).

 

Fundada hace veinte años en Santa Cruz de Tenerife, la entidad tiene su antecedente directo en la Asociación Española de Frisbee, constituida en Bilbao en 1979. La federación tiene tres comités que regulan sus actividades junto a la asamblea general: el comité deportivo, el comité técnico-deportivo y el comité estatutario.

 

Actualmente, dentro de la federación existen dos modalidades deportivas con las que jugar al disco volador: el ultimate (parecido al fútbol americano, pero con disco volador) y el disc-golf (que consiste en lanzar el disco y encestarlo dentro de una jaula metálica). La modalidad de ultimate cuenta con algo más de 1.100 licencias en España, mientras que, más de 200 jugadores practican el disc-golf. Según fuentes de la Fedv, el dato es superior a las cifras prepandemia, ya que, por entonces, no alcanzaba el millar de practicantes.

 

La federación ha vuelto a impulsar un proyecto a través del cual pretende que el CSD y el COE acepten este deporte como federado. Según el organismo, para que esto ocurra, la Fedv antes debe cumplir unos requisitos de entrada (practicantes, clubes y asociaciones), los cuales espera poder cumplir pronto y optar a subvenciones para ampliar el alcance de este deporte. “Ahora mismo estamos cumpliendo los requisitos, pero hay que presentar bien el proyecto”, señala a Palco23 Nicolas Chauveau, presidente de la Fedv.

 

 

 

 

“Por desgracia, el nuestro es un deporte minoritario, ya que los que nos encargamos de mover e impulsar la federación somos todos voluntarios” lamenta el ejecutivo. Los únicos ingresos del organismo son las cuotas federativas que pagan jugadores y clubes, además de un pequeño patrocinio en las camisetas de los combinados nacionales. La federación cuenta con un presupuesto de 40.000 euros, que sirve para abonar los desplazamientos en competiciones internacionales de sus federados.

 

A escala internacional, el disco volador esta reconocido desde 2015 por el Comité Olímpico Internacional (COI), y eso implica que el disc-golf sea uno de los deportes que figuran dentro de los World Games, la competición deportiva cuyos deportes se encuentran fuera del programa olímpico, que tuvo lugar en Birmingham a principios de julio.

 

En Europa, los países con mayor número de federados son Alemania, Francia y Reino Unido, que cuentan con aproximadamente 6.000 licencias cada uno. La mayoría de los federados son gente joven, sobre todo alumnos de escuela e institutos, por lo que la variedad de las licencias es más elevada. “Queremos que los nuevos federados en España sean gente joven, que no pertenezca únicamente a gente adulta” comenta Chauveau. En este sentido, la Fedv mantiene conversaciones con institutos y escuelas para añadir el ultimate y el disc-golf al repertorio de deportes, pudiendo así transmitir la afición por este deporte lo antes posible y que los más jóvenes se federen durante su etapa de crecimiento.

 

 

 

 

Una de las principales complicaciones de la federación es en los campos de juego, ya que, normalmente, los encuentros de ultimate se disputan sobre superficies de hierba con mucha amplitud, “y cuesta encontrar a alguien que desee alquilar un espacio así a gente que practica un deporte minoritario”, destaca el presidente. Por ello, la Fedv también organiza parte de sus eventos en la playa, ya que es un terreno más cómodo y accesible. Algo similar ocurre con el disc-golf, ya que en España apenas hay cinco campos para practicar esta disciplina.  

 

El origen de los frisbees se remonta a principios del siglo XX, cuando grupos de jóvenes de Bridgeport (Estados Unidos), se divertían tirándose unos a otros los moldes de las tartas, fabricadas por la empresa Frisbie Pie Company. No fue hasta treinta años después, en 1946, que el estadounidense Walter Frederick Morrison patentó el primer disco volador al que llamó Pluto Platter, que no adquirió mucho éxito al estar construido de baquelita y romperse tras cada caída. Cuatro años más tarde, en 1950, la empresa de juguetes Wham-O compró la patente a Morrison y comenzó a construirlo en plástico, haciéndolo más resistente a las caídas e impulsando su popularidad.

 

Sólo en la modalidad ultimate, siete millones de personas en todo el mundo practican esta disciplina bajo el paraguas de la Federación Internacional de Disco Volador (Wfdf, por sus siglas en inglés), que representa a 59 asociaciones de 56 países.