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El balonmano busca aprovechar el tirón de ‘Los Hispanos’ para alcanzar los 100.000 federados

El oro europeo de la Selección española ha vuelto a poner el foco mediático en un deporte que lucha por mantener su cuota e intentar acercarse al baloncesto. A día de hoy, este deporte factura más de 15 millones de euros.

Guillermo G. Recio

5 feb 2018 - 04:58

Los éxitos de la Selección han logrado mantener el número de federados en 95.000 personas hasta 2016

 

 

Siete días desde el éxito continental de Los Hispanos, una semana en la que los medios de comunicación se han volcado con el balonmano, algo que este deporte no quiere desaprovechar. La cuestión es cómo captar a esos 7,3 millones de personas que vieron en algún momento el partido entre España y Suecia en el Europeo y hacer crecer un negocio que actualmente mueve más de 15 millones de euros.

 

La primera piedra la ha puesto la Federación Española de Balonmano (Rfebm), presidida por Francisco V. Blázquez, que ha decidido que para celebrar este título concederá una amnistía deportiva que anula las sanciones disciplinarias de carácter leve. Pero, ¿qué hay más allá de esta muestra puntual y de los reconocimientos institucionales de los distintos cargos del Gobierno?

 

El balonmano, como muchos otros deportes, no ha pasado por su mejor momento en los años de la crisis. Sin embargo, los éxitos de la Selección han logrado mantener el número de federados en 95.000 personas hasta 2016. Además, el número de cubes ha aumentado de 800 a 900 en los últimos seis años. El objetivo, alcanzar las 100.000 licencias.

 

 

 

 

Durante los últimos años, la Federación ha lanzado varios programas para estimular la práctica de este deporte con el fin de que los públicos más jóvenes se identifiquen con la disciplina. “Organizamos campeonatos de España por autonomías a nivel infantil, cadete y junior para motivar a los jugadores y que se esfuercen para llegar a la absoluta”, explicó el propio Blázquez a Palco23.

 

Sin embargo, el presidente de la Asobal, la máxima competición de clubes de balonmano en España, Adolfo Aragonés, señala a este diario que “el Europeo no es el primer título de España, algo que no se ha sabido aprovechar en los años anteriores”. En su opinión, el eje principal de las políticas de la Federación deberían tener en cuenta también “a los clubes más pequeños, que son los que han formado a todos estos jugadores”.

 

Aragonés argumenta que “los 16 jugadores de la Selección juegan o han jugado en clubes de la Asobal”, algo que ejemplifica con la NBA y la ACB. “¿Dónde juegan los Gasol, Ricky y Calderón? ¿Cuántos suecos de los que disputaron la final del Europeo contra España juegan en la liga sueca?”, critica el directivo, que considera que la política de las federaciones en general no debe ir únicamente destinada a los triunfos de la Selección.

 

“Debemos aprender de Francia y Alemania”, señala, “donde hay subvenciones que no son subjetivas y se apoyan en el número de aficionados que van a los pabellones”. La delantera la llevan estos dos países, y es que Alemania fue el primero en ver el balonmano como un deporte vistoso para atraer al gran público, y su modelo de negocio intenta ser ahora copiado por el resto de países de Europa. Aunque sin una selección exitosa de títulos la pasada década, comenzó por potenciar su liga, sus clubes y sus bases para ser algo así como la Premier League del balonmano.

 

 

 

 

En España, además del Barça Lassa, equipos como el BM Ciudad Real, el Portland San Antonio navarro, el Ademar León, el BM Valladolid o el BM Granollers, han sido claves, pero a día de hoy, el Ciudad Real y el Portland no existen; el Valladolid fue refundado en 2014 como Club Atlético Valladolid, mientras que el Ademar León y el Granollers han mantenido el tipo en Asobal gracias a la cantera, pero sin aspirar a las grandes cotas por las que luchaba, como el resto, en los noventa y 2000. Precisamente, sobre estos dos clubes, Aragonés explica que son un ejemplo de éxito al haber conseguido salir del concurso de acreedores en el que se encontraban y ahora son cuarto y quinto de la Asobal, respectivamente.

 

“Hemos mejorado mucho la situación del balonmano en España después de la crisis que tanto afectó a nuestro deporte”, señala. Ello se demuestra tanto el presupuesto de la propia patronal, que era de cuatro millones antes de la recesión y ahora es de dos millones de euros, como en el de los clubes, ya que muchos de ellos contaban con 1,5 millones y ahora se manejan prácticamente la mitad de recursos.

 

Los principales patrocinadores de este deporte son, por parte de la Asobal, Loterías y Apuestas del Estado y Plus Ultra. Por su lado, la Federación ha elegido firmar con casi veinte empresas y cubrir la camiseta de Los Hispanos de publicidad, con especial apuesta de Correos, Loterías, Helvetia y Avis, entre otras.

 

Un tiempo atrás, el segundo equipo de la Asobal era el Naturhouse La Rioja, uno de los pocos capaces de batir a los azulgranas, con un presupuesto siete veces inferior: aproximadamente 1,2 millones de euros. Sin embargo, tras la salida de su patrocinador principal, ahora se encuentran en octava posición.

 

 

 

 

Mientras en Alemania o Francia el equipo más modesto cuenta con poco menos de dos millones de euros para competir, en la Asobal hay algún caso en el que la cifra se fija por debajo de los 300.000 euros. Este hecho obligó incluso a la patronal de clubs de balonmano a rebajar el canon exigido para poder inscribirse en la categoría.

 

Uno de los puntos clave para profesionalizar más el balonmano, y con ello poner rumbo hacia esos 100.000 federados, es el convenio colectivo firmado en enero de 2017. “Todos los jugadores son profesionales y tienen contratos, lo que significa un paso muy importante”, explica Aragonés, que también califica como necesario el control económico que realizan sobre los clubes junto al CSD.

 

La muestra de que la punta de lanza del balonmano en España, tanto la Selección como la Asobal, pasan por un momento más dulce que en temporadas anteriores es que en los últimos años no ha habido ningún problema en el pago de las fichas de los jugadores, algo que venía siendo habitual en esta época donde el sector inmobiliario era uno de los principales sustentos de este y otros deportes.

 

Por otro lado, Blázquez reiteró que “el balonmano español no está reconocido como liga profesional porque los clubes no están preparados para convertirse en sociedades anónimas”. De ahí que se haya acentuado la fuga de talento hacia otras ligas europeas donde los jugadores, seducidos por una mejora salarial y una liga con mayor proyección. Quizás, el primer paso clave para hacer crecer el balonmano es que todos los actores tengan ese objetivo en común y trabajen en la misma dirección.