Antonio Espinós repite al frente de la Federación Mundial de Kárate

Antonio Espinós seguirá al frente del kárate internacional. El español Antonio Espinós ha sido reelegido presidente de la Federación Mundial de Kárate (WKF, por sus siglas en inglés) por un nuevo periodo de seis años, hasta 2028, durante el congreso que el organismo celebra en Konya (Turquía).

No hubo candidato rival y la asamblea respaldó la continuidad de Espinós, que lleva en el cargo desde 1998, con el voto de 94 de los 99 participantes. “Estoy preparado para seguir comprometido con el desarrollo del kárate; mientras tenga el apoyo de las federaciones nacionales y del comité ejecutivo, tendré la fuerza para continuar trabajando”, ha detallado el directivo de 75 años. Pese a la salida del kárate del programa de los Juegos Olímpicos para París 2024, Espinós aseguró que su deporte es ahora “más universal que nunca”.

Para Los Ángeles 2028, el Comité Olímpico Internacional (COI) está abierto a incluir nuevos deportes. En agosto, el órgano rector de las olimpiadas mandó propuestas a nueve federaciones, como las de automovilismo y kárate.

Antonio Espinós asegura que el kárate es “más universal que nunca” pese a haber dejado de ser olímpico

Además, también podrían entrar el break dance, el béisbol o sóftbol, el cricket, el lacrosse, el squash, el kickboxing y el flag football, una modalidad de fútbol americano que se juega sin placajes.  

Actualmente, el programa del COI permite la participación de un máximo de 10.500 deportistas, divididos entre las 28 disciplinas que abarca el evento. En el programa del organismo están incluidos los deportes acuáticos, tiro con arco, atletismo, bádminton, baloncesto, piragüismo, ciclismo, hípica, esgrima, golf, gimnasia, balonmano, hockey, judo, remo, rugby, vela, tiro, skate, fútbol, escalada deportiva, surf, taekwondo, tenis, tenis de mesa, triatlón, voleibol y lucha libre.

Los últimos Juegos Olímpicos, disputados en Tokio en 2021, tuvieron un coste final de 1,74 billones de yenes (12.310 millones de euros). Los responsables de Tokio preveían, cuando fue elegida en 2013, que el coste del evento sería de 7.300 millones de dólares, que terminaron ascendiendo como consecuencia del aplazamiento de un año por el Covid-19. Además, pese a la prohibición de la presencia de público en el evento, un total de 3.050 millones de espectadores se sentaron delante de sus televisores y plataformas digitales para ver competir a sus respectivas naciones.