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Alberto Ayora (Fedme): “El compromiso del CSD con con los deportes de montaña debe ser más decidido y constante”

El presidente de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (Fedme) aboga por una unión y cohesión entre las federaciones autonómicas y la propia Fedme para mejorar las infraestructuras y llegar a un público más amplio.

Albert Ferrer

9 abr 2021 - 04:54

Alberto Ayora (Fedme): “El compromiso del CSD con el montañismo debe ser más decidido y constante”

 

 

Alberto Ayora es presidente de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (Fedme) desde finales de enero, cuando relevó en el cargo a Joan Garrigós tras 28 años al frente del montañismo español. El ejecutivo reclama que el Consejo Superior de Deportes (CSD), brinde una mayor atención a sus modalidades deportivas que “necesitan financiación y no la reciben”. En este sentido, Ayora aboga por una mayor aportación por parte de las administraciones públicas, para apoyar el funcionamiento de una federación que abarca muchas modalidades deportivas, algunas de ellas presentes en los Juegos Olímpicos 

 

Pregunta: ¿Ha beneficiado la pandemia al deporte de montaña?

Respuesta: Somos una federación que practica el deporte en un ámbito natural y, al haber un confinamiento, todas nuestras actividades han quedado totalmente paradas. Desde el punto de vista económico ha supuesto un ahorro del gasto, pero al mismo tiempo, los refugios de montaña y otros aspectos dentro del deporte de montaña han sido los que más han sufrido el golpe. Al no celebrarse gran parte de las competiciones y haber podido ahorrar en gastos, hemos cerrado el ejercicio 2020 en superávit.

 

P.: ¿Cómo ha afectado la pandemia a la evolución del número de federados en el deporte de montaña?

R.: Hemos perdido federados, pero ha sido una pérdida leve, que esperemos recuperar en los próximos años. Pero dependemos en gran manera de las federaciones autonómicas. Hay que llegar a un consenso porque, si seguimos en esta línea, en que las federaciones autonómicas están aumentando el número de abonados y el de Fedme está cayendo, nuestra federación se debilitará y no podremos sacar adelante todos los proyectos que venimos desarrollando, y que no cuentan con subvenciones del CSD. Hay realidades dispares, pues la federación catalana de montañismo tiene un presupuesto de 5 millones de euros, el doble que nosotros, mientras que la federación riojana apenas cuenta con 40.000 euros de presupuesto. Es un tema también de solidaridad. Tenemos que pensar en los montañeros más necesitados. Ése ha sido siempre el espíritu montañero, de compañerismo y camaradería.

 

P.: ¿Como ha afectado la pandemia a los clubes de montaña?

R.: Algunas de las federaciones territoriales han visto incrementado durante la pandemia el número de afiliaciones, porque ello comportaba que los federados pudieran desplazarse a los rocódromos o centros especializados cuando el resto de gente no podía salir del confinamiento. Por otro lado, se percibe una vuelta masificada al medio natural, aunque no se traduce en que haya más personas asociándose a los clubes. El modelo actual de los clubes está cambiando y debemos adaptarnos a la evolución social. Hoy hay gente que acude a “clubes virtuales” a federarse, cosa que implica el ahorro de la cuota del club, y puede ser cercana a los veinte euros anuales para los federados.

 

 

 

 

P.: ¿Qué imagen cree que se tiene del deporte en España?

R.: La sucesión de cambios en la dirección del CSD indica que no hay una política nacional planificada. La relación del deporte con la política y los medios de comunicación se basa en los podiums en competición. Sin embargo los éxitos de esta federación se consiguen día a día, tanto en los cientos de competiciones que promovemos como en los miles de ciudadanos que recorren caminos, coronan cimas, encadenan vías de escalada o descienden barrancos, mejorando su salud y la economía de zonas rurales.

 

P.: ¿Cómo ha afectado la pandemia al presupuesto de la federación?

R.: A través del superávit de 300.000 euros que hemos logrado, la Fedme ha podido destinar distintas ayudas hacia sectores más infravalorados por las instituciones públicas. Hemos destinado una partida de 50.000 euros a refugios de montaña españoles que están dentro del Convenio de reciprocidad que tenemos con los refugios europeos, repartiendo esa cantidad en función de las pérdidas de cada uno de ellos. Por otro lado, hemos aprobado otra concesión de 50.000 euros a los centros de tecnificación porque las ayudas que reciben por parte del Consejo Superior de Deportes (CSD) y otras instituciones públicas son insuficientes para el correcto desarrollo de los atletas. Nosotros contamos con un presupuesto de 2,5 millones de euros, para una Federación que será Olímpica en Tokio, que va camino de serlo también en los Juegos de Invierno, con deportistas que son referentes mundiales en escalada, descenso de barrancos, alpinismo de dificultad, carreras por montaña, esquí de montaña… El balance entre inversión y resultados es asombroso. 

 

P.: ¿Qué importancia tiene el patrocinio para este deporte y cómo le ha afectado la pandemia?

R.: Nuestros patrocinios son cada vez más bajos, probablemente por el desconocimiento de algunos de nuestros deportes. A principios de 2020, teníamos unos patrocinios presupuestados de 25.000 euros, a lo que hay que sumar el equipamiento que del que nos proveen algunas marcas, por lo que podríamos estar hablando de unos 65.000 euros de patrocinio. Quizás nos falte el saber vender los valores de esfuerzo, compañerismo, compromiso con el medio natural que nos son propios, igual que nos falta hacer valer el inmenso aporte económico que hacen semanalmente la gente montañera para realizar sus actividades (desplazamientos, alojamientos, contratación de guías…)

 

 

P.: ¿Qué papel han de tener las administraciones en esta nueva etapa?

R.: Somos una federación que, si se potencia y se apoya, evitamos gastos al Estado, porque favorecemos el antisedentarismo y la promoción de la actividad física al aire libre de forma ordenada. Como resultado, nos encontramos con una sociedad más sana y que, por lo tanto, enferma menos. Además de apoyar la competición, también deberían ayudar a impulsar todo aquello que no es promoción deportiva, que favorece el entorno y a las personas. Nosotros como federación no hemos sido incluidos en los planes del impulso para el deporte y yo mismo he escrito al CSD para que cuenten con nosotros y evitemos accidentes en una disciplina que cuenta con más de siete millones de practicantes.

 

 

 

 

P.: ¿Cómo son vistos por entidades como el CSD? ¿Se les tiene en cuenta?

R.: Sí y no. Tenemos la subvención por su parte pero que presenta dificultades importantes de gestión: su concesión o no va ligada a proyectos y objetivos deportivos finalistas que deben llevarse a cabo antes de recibir la ayuda, y eso crea incertidumbre. Además, no saber cuánto vamos a percibir por cada partida, cuando tenemos muchos deportes que necesitan financiación y no son vistos así por ellos, nos crea dificultades a la hora de mantener deportes como el barranquismo, la escalada en roca o incluso el senderismo. Actualmente, sólo recibimos subvenciones para el Plan Nacional de Tecnificación Deportiva del esquí de montaña. El compromiso del CSD con la Fedme debe ser más decidido, constante y abarcar proyectos deportivos a medio y largo plazo pensando en el resto de las modalidades deportivas.

 

P.: ¿Qué importancia ha tenido Kilian Jornet y otros grandes atletas para la federación en los últimos años?

R.: Estamos hablando de una cultura de deporte de montaña. Eso se refleja en el número de federados de cada comunidad autónoma. En el País Vasco, por ejemplo, unos años está por delante el fútbol y en otros el montañismo. La sociedad vasca es montañera, y no es casualidad que de allí sean Juanito Oyarzabal o Edurne Pasabán, porque han tenido el apoyo de sus pueblos, órganos de gobierno y diputaciones forales para hacer todas aquellas expediciones y han podido hacerse un nombre en este deporte. El problema radica en que no ocurre lo mismo en toda la península, solo en lugares concretos y muy reducidos. Debemos trabajar para cambia esta visión y unir al máximo de personas posibles para que vivan y sientan la montaña.