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Especial 2021: Un año para volver

2021: Un año de pérdidas generalizadas en los grandes clubes del fútbol europeo

Los clubes europeos sufrieron pérdidas millonarias en un ejercicio en el que los traspasos brillaron por su ausencia, se movieron cantidades inferiores respecto a otros cursos y se puso en valor la relevancia de los aficionados.

2021: Un año de pérdidas generalizadas en los grandes clubes del fútbol europeo
2021: Un año de pérdidas generalizadas en los grandes clubes del fútbol europeo
“Un mundial cada dos años haría perder su valor como competición y, además, perjudicaría a los distintos eventos y a sus futbolistas”, señaló la ECA en un comunicado.

Albert Ferrer

24 dic 2021 - 05:00

Especial 2021: un año para volver

 

El coronavirus golpea de nuevo en 2021 al fútbol europeo. Conjuntos de las principales ligas como Manchester United, Juventus de Turín, Borussia Dortmund o Paris Saint-Germain cerraron sus respectivos ejercicios fiscales con pérdidas que superaban los cien millones de euros, a pesar de los esfuerzos de los clubes por reducir sus gastos, tanto en salarios como en trasferencias. Pero no fue suficiente para lograr la rentabilidad.

 

El fútbol europeo afronta su momento más difícil, y el problema es que no todos los clubes estaban preparados para ello.

Según un estudio de European Club Footballing Landscape, la proyección de pérdidas de ingresos en los ejercicios 2019-2020 y 2020-2021 es de 7.200 millones de euros para los clubes de primer nivel, una cifra que se sitúa en torno a 1.500 millones para los equipos de nivel inferior.

 

Ello se debe a la disputa de ligas nacionales, competiciones domésticas y ligas europeas, que jugaron en la temporada pasada prácticamente toda la temporada a puerta cerrada, lo que ha supuesto una importante merma de los ingresos.

 

La rentabilidad de los clubes depende en el gasto en salarios de sus deportistas, cuyo importe ha ido creciendo exponencialmente en la última década, hasta situarse en el 65% de los ingresos totales de los grandes equipos del panorama europeo.

 

“Gastar más de lo que ingresas de manera consistente para intentar tener un mayor éxito puede derivar en problemas de rentabilidad a largo plazo; al mismo tiempo que operar sin un sólido balance y reservas de efectivo para utilizar en caso de bajo desempeño o choques externos al sistema puede amenazar la sostenibilidad de clubes”, señalaba el informe de Ecfl.

 

En Reino Unido, el conjunto más potente económicamente, el Manchester United, cerró el ejercicio con un aumento de la facturación del 15% respecto a 2020, pero cuadriplicando las pérdidas hasta 92 millones de libras (107 millones de euros), contrastando con los beneficios registrados en el año prepandemia, que alcanzaron 19 millones de libras (21 millones de euros).

 

 

 

 

Como ha ocurrido en la mayoría de las partidas de los clubes de Europa a causa del cierre de sus respectivos estadios, los ingresos por matchday, tuvieron un descenso del 92% respecto a 2020, situándose apenas en siete millones de libras (nueve millones de euros), en comparación con los ingresos de 90 millones de libras (105 millones de euros) tras acoger espectadores en Old Trafford hasta marzo de 2020.

 

Otro de los grandes clubes británicos que hizo públicas sus cuentas (en las que también se repetían pérdidas) fue el Tottenham Hotspur, que incrementó un 18% sus números rojos en 2020-2021 hasta 80 millones de libras (95 millones de euros).

 

El club, que anclaba su futuro a la explotación del nuevo White Hart Lane (cuyo coste se elevó a mil millones de libras) vio como también reducidos de forma drástica sus ingresos derivados del matchday hasta dos millones de libras (tres millones de euros), en comparación con la facturación de 95 millones de libras (105 millones de euros) que aportó esta partida en 2019-2020.

 

La misma fortuna corrieron los principales clubes de la competición doméstica italiana, que, a pesar de contar con un año en el que el torneo estuvo más apretado que de costumbre y tenía el reclamo de Cristiano Ronaldo, no pudo impedir que estos conjuntos entrasen en números rojos.

 

La vecchia signora, que apenas pudo levantar de Supercopa Italia en 2021, acusó a “los efectos causados directamente por la pandemia en la venta de entradas y merchandising” su reducción de ingresos y su incremento de pérdidas, que se situaron en 210 millones de euros, superando en 120 millones de euros los números rojos de la temporada anterior, cifradas en 89 millones de euros. La venta de entradas apenas generó una facturación de ocho millones de euros, un descenso del 85% respecto a 2020, si bien el club italiano consiguió aumentar sus ingresos por derechos de televisión y patrocinio.

 

 

 

 

 

Le siguió de cerca la AS Roma, que cerró el ejercicio correspondiente a la temporada 2020-2021 con unas pérdidas de 185 millones, un descenso de 19 millones respecto a la temporada anterior.

 

Por su parte, AC Milan registró unos resultado operativo negativo de 96 millones de euros, con un descenso de casi cien millones de euros respecto al curso anterior.

 

En Italia, los propietarios de estos clubes salieron al rescate de sus problemas financieros mediante la activación de ampliaciones de capital, con el objetivo de garantizar su viabilidad una vez volviese el público a las gradas de los estadios. Ello se dio al principio del curso actual, recuperando una partida que, tras el paso del Covid-19, se ha vuelto fundamental.

 

 

Bayern de Munich, el único club fuera de España con beneficios

A pesar de sufrir el golpe de la pandemia como el resto de grandes conjuntos de Europa, el Bayern de Munich se situó como el único gran club fuera de españa que cerró la pasada temporada en beneficios. “Hemos tenido una disminución en la facturación, pero ganamos dinero en 2020 y en 2021, y eso es un logro”, señalaba la entidad bávara tras presentar su resultado económico del curso 2020-2021, que cerró con un superávit de dos millones de euros.

 

A pesar de jugar con el Allianz Arena vacío durante toda la temporada y hundir el negocio de los traspasos (ambos con una reducción del 50%), el club aumentó su desarrollo del negocio en la rama de publicidad y patrocinios hasta 206 millones de euros. Asimismo, aunque los salarios deportivos aumentaron un 10% respecto a 2020, el principal ahorro del Bayern recayó en los gastos operativos, que se vieron recortados en un 34% interanual, hasta 159 millones de euros.

 

De este modo, la entidad entró en un tipo de espiral, puesto que el cierre de su estadio, que comportó un descenso de los ingresos, también dio lugar a un importante ahorro de los servicios externos y otro tipo de gastos derivados de los días de partido.

 

Con la reapertura de los estadios, la entidad tiene previsto seguir alargando los beneficios conseguidos en las últimas campañas, si bien espera cosechar “una facturación reducida” como consecuencia de la incógnita que supone la evolución de la pandemia del coronavirus en Europa.

 

Paris Saint-Germain, un club de videojuego

Como consecuencia del impacto directo que tuvo el Covid-19 en la economía de los clubes europeos, la Uefa flexibilizó temporalmente las reglas del fair play financiero (FFP, por sus siglas en inglés), diseñadas para garantizar el equilibrio en los clubes, de manera que no gasten más de lo que ingresan.

 

Aprovechando la manga ancha del sistema, la disputa entre los principales clubes de Europa y el nombramiento del presidente del Paris Saint-Germain, Nasser Al-Khelaifi, como máximo mandatario de la Asociación de Clubes Europeos (ECA) tras la salida de Andrea Agnelli (Juventus) por la Superliga, el conjunto parisino llevó a cabo en verano un movimiento sin precedentes en la última década. El club creó una plantilla digna de un videojuego invirtiendo en fichajes y salarios como si no existiesen límites económicos respecto a los ingresos y gastos de cada entidad futbolística.

 

En este sentido, el club invirtió 76 millones de euros en la compra de futbolistas en el mercado veraniego. Aunque fichó a coste cero a futbolistas como Leo Messi, Sergio Ramos, Gianluigi Donnarumma o Georginio Wijnaldum, el coste salarial de la plantilla asciende a más de 300 millones de euros anuales, más del 60% de los ingresos de la entidad, que prevé unas pérdidas superiores a 200 millones de euros para la temporada 2020-2021.

 

Además, a pesar de recibir una oferta de prácticamente 200 millones de euros por parte del Real Madrid para fichar a uno de sus mayores activos, Kylian Mbappé, su presidente optó por no dejarle salir y liberarle de forma gratuita al término de la campaña actual, cuando finaliza su contrato.

 

Al igual que los clubes italianos, el conjunto parisino recurrió a Qatar Sport Investment (QSI), el fondo soberano catarí propietario del club desde 2011, para que este inyectase 171 millones de euros en la entidad y hacer frente a las consecuencias del Covid-19.

 

La Premier League, motor económico de europa

Aunque la pandemia del coronavirus ha hecho mella en las economías de los clubes de Europa, ha habido entidades que en 2021 no tuvieron inconveniente en invertir cantidades importantes para poder mantenerse en la élite del fútbol mundial.

 

El gasto en traspasos de futbolistas cayó  casi un 7,5% en verano, hasta 3.720 millones de dólares, cada vez más lejos del récord logrado en 2019, cuando los clubes invirtieron 5.800 millones de dólares en contrataciones de futbolistas, según un informe publicado por la Fifa.

 

Entre el 1 de junio y el 31 de agosto de 2021, se concretaron un total de 7.748 traspasos internacionales de futbolistas profesionales masculinos, una cifra similar a la del año pasado.

 

La pandemia del Covid-19 ha continuado impactando negativamente en el fútbol en 2021, si bien una liga económicamente potente como la Premier League pudo llegar a  gastar 1.351 millones de euros en fichajes en el mercado de verano de 2021, siendo una vez más la liga que más dinero invierte en la contratación de nuevos futbolistas, pese a una reducción del gasto del 11% en relación al mismo periodo del año anterior.

 

Los clubes ingleses vendieron jugadores por valor de 664 millones de euros, más de doscientos millones más que en el verano de 2020, por lo concluyeron el  periodo de fichajes estival con un balance negativo de casi 707 millones de euros.

 

La Premier League protagonizó los dos fichajes más caros, el de Jack Grealish, procedente del Aston Villa, por el Manchester City por 117,5 millones de euros, y el de Lukaku por el Chelsea a cambio de 115 millones. Son los dos únicos fichajes que este año han superado la barrera de los cien millones.

 

Además, el Arsenal FC se situó como el equipo de Europa que más dinero gastó, con 165,6 millones de euros.

 

 

Las ligas europeas continen el gasto

Los clubes de la Primera División del fútbol español cerraron el mercado a la baja, con una reducción del gasto del 27%, muy superior a la de la Premier League. El gasto conjunto de los clubes españoles fue de 293 millones de euros. El importe que hubiera sido muy superior en caso de haberse concretado el fichaje de Kylian Mbappé por el Real Madrid, que se habría convertido en el segundo fichaje más caro de la historia del fútbol, sólo tras el de Neymar Jr por el Paris Saint-Germain si el equipo de la Ligue 1 hubiera aceptado la propuesta del equipo blanco.

 

Además, LaLiga ha perdido a futbolistas que han sido estandartes de la competición durante más de una década, como Messi o Sergio Ramos, que han abandonado el FC Barcelona y el Real Madrid, respectivamente, tras la finalización de sus contratos para fichar  como agentes libres por el PSG.

 

 

 

Los fichajes más caros de los clubes españoles estuvieron lejos de situarse entre los más caros del continente. El Atlético de Madrid, vigente campeón de LaLiga, fue el más activo al invertir 65 millones de euros para asegurarse dos de las contrataciones más onerosas, las de Rodrigo de Paul (35 millones, procedente de Udinese) y Matheus Cunha (30 millones, Hertha de Berlín), a los que se unió a última hora, Antoine Griezmann, como cedido con opción de compra obligatoria.

 

El Villarreal, actual campeón de la Europa League, fue el segundo que más invirtió, con 54,5 millones de euros.

 

El FC Barcelona se centró en tratar de aligerar la masa salarial e ingresar dinero por traspasos debido a su compleja situación económica fichando jugadores libres y apenas gastó 14,5 millones de euros.

 

Por su parte, el Real Madrid apostó por el fichaje de Mbappé y no fue hasta el último día de mercado cuando realizó su primer desembolso económico con el fichaje de Camavinga (31 millones, Rennes).

 

En total, los equipos de LaLiga ingresaron menos de la mitad de la percibida en el mismo mercado del año anterior, en el que percibieron más de 525 millones de euros. El balance de los equipos españoles en verano fue de cerca de 63 millones en negativo, tras haber gastado más de los que han ingresado, a diferencia de lo que sucedió hace un año.

 

La Serie A también superó en gasto en fichajes a LaLiga en el mercado que cerró el pasado 31 de agosto, con una inversión de 549 millones de euros, pese a una reducción de casi el 32%.

 

La AS Roma protagonizó el fichaje más caro con Tammy Abraham (40 millones, Chelsea). En el inicio de la era de Mourinho en el banquillo, el equipo romano fue el más activo en los últimos meses, con un gasto cercano a cien millones de euros.

 

Los equipos italianos de la máxima categoría vendieron futbolistas por 490 millones de euros, doscientos millones menos que hace un año, de manera que cerraron el mercado con un balance negativo de 54 millones de euros.

 

A diferencia de lo sucedido en LaLiga, la Premier League y la Serie A, los equipos de la Bundesliga incrementaron un 33% su gasto en fichajes, hasta 416 millones de euros.

 

El Bayern de Munich es el equipo que realizó el fichaje más caro con la compra del defensa francés Dayot Upamecano (42,5 millones, RB Leipzig), pero es el conjunto deel que procedía el defensa, el Red Bull Leipzig, el que más dinero invirtió en fichajes veraniegos: un total de 107,62 millones de euros.

 

Además, el balance del mercado alemán, como suele ser habitual en los últimos años, fue positivo, con unos números negros de 37,3 millones de euros , tras ingresar 454 millones de euros por ventas a otros clubes de las competiciones de toda Europa.

 

Una nueva Champions

El fútbol europeo ha estado protagonizado en los últimos doce meses por otras tres circunstancias, que en el fondo son sólo una: la lucha por el control del negocio europeo del fútbol, actualmente en manos de la Uefa, y que algunos clubes querían para sí.

 

En este sentido, el proyecto de Superliga europea, impulsado por doce de los clubes más importantes de Europa (entre ellos Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid) era un contrapunto al proyecto de la Uefa para reformar la Champions League, la principal competición europea de clubes. En juego, el reparto de los ingresos que generan los mejores partidos de fútbol europeo y un modelo de espectáculo que todos coinciden en la necesidad de actualizar, aunque en direcciones opuestas.

 

Mientras los defensores de la Superliga apostaban por una nueva Champions más selecta, en la que cada semana los aficionados al fútbol pudieran ver el enfrentamiento entre dos grandes clubes del continente, la Uefa apuesta por una competición aúm más amplia y competitiva.

 

Tras el anuncio de una nueva Superliga europea, en el que estuvieron inmersos doce de los clubes que participan año a año en la Champions League organizada por la Uefa, el ente rector del fútbol europeo presentó su propio proyecto de reforma de la Champions League.

 

Antes, acogió a los arrepentidos y a aquellos que recapacitaron (firmando su renuncia al proyecto que lidera Florentino Pérez) se les concedió “poder  volver” a cambio de una multa económica. Quedó claro quién manda.

 

Con la nueva Liga de Campeones, que entrará en escena a partir de 2024, la competición de clubes de fútbol más importante de Europa cambiará de formato respecto a lo que se estaba disputando hasta la fecha. El objetivo es maximizar ingresos y repartir un mayor montante económico a los clubes participantes en ella.

 

La principal novedad es el abandono de la fase de grupos, que es sustituida por una liguilla en la que los clubes se enfrentarán a diversos rivales en función de su coeficiente Uefa. Por ejemplo, un equipo de ránking uno jugará dos encuentros con rivales de su mismo nivel, tres frente a equipos del bombo dos, tres ante los clubes del bombo tres y dos partidos frente a los del bombo cuatro.

Como mínimo, cada club disputará diez partidos, cuatro más que con el sistema actual.

 

Los ocho primeros clasificados accederán directamente a octavos de final, y otros clubes jugarán una fase de play-off para decidir los otros ocho equipos que acceden a octavos. El objetivo de la Uefa es aumentar el número de equipos, pasando de los 32 actuales a 36 equipos, para disputar un mayor número de encuentros y que, en consecuencia, exista una mayor repercusión en los medios de comunicación y unos ingresos por derechos de televisión mayores.

 

¿Un mundial bienal?

Pero, por si fuera poco el enfrentamiento en Europa, en octubre la Fifa encendió de nuevo las alarmas de los grandes clubes al plantear la posibilidad de celebrar el mundial de fútbol cada dos años, en lugar de cada cuatro como hasta ahora.

 

El presidente de la Fifa, Gianni Infantino, habló por primera vez de estudiar la posibilidad de llevar a cabo una Copa del Mundo cada dos años. Por su parte, el jefe de desarrollo mundial de la Fifa, Arsenè Wenger propuso un calendario alternativo con uno o dos parones internacionales más largos en los que concentrar los partidos de clasificación Uefa, a lo que las ligas nacionales y federaciones reaccionaron rápidamente poniéndose en contra.

 

“Un mundial cada dos años haría perder su valor como competición y, además, perjudicaría a los distintos eventos y a sus futbolistas”, señaló la ECA en un comunicado.

 

En el último cuatrienio, Uefa ingresó unos 11.000 millones de euros y la Fifa 6.000 millones, la mayoría procedentes del Mundial de Rusia 2018. Con el objetivo de realizar un mejor reparto del pastel económico que permita desarrollar el fútbol en los países menos desarrollados, la intención de Infantino recae en lograr que la rica Europa sea solidaria.

 

El siguiente hito será el Mundial de Qatar, que se celebrará excepcionalmente entre el 21 de noviembre y el 18 de diciembre de 2022. La Fifa ha recibido importantes críticas por la adjudicación de esta competición al país árabe por las condiciones de vida y laborales de los operarios que trabajan en las obras.

 

Amnistía Internacional la ha denominado “la ocopa mundial de la verüenza” y apunta directamente a la Fifa. P