Competiciones

2016: Un año de transformación en los grandes eventos deportivos

Jabier Izquierdo

20 dic 2016 - 05:00

El 2016 será recordado como un año de profundos cambios. En todos los ámbitos de la sociedad, que ha hablado en las urnas, y también en uno de sus mayores nexos de unión, el deporte. Desde el fútbol hasta el ciclismo, pasando por el baloncesto, han acometido reformas con el objetivo de que sus mayores eventos y competiciones continúen evolucionando.

 

Las esperanzas de cambio son diversas según donde se ponga el foco. En el deporte rey, los dos grandes torneos continentales, la Champions League y la Copa Libertadores, han aprobado reformar su formato de competición en breve. La amenaza de crear una Superliga europea por parte de los grandes clubes del viejo continente ha traído consecuencias en el trofeo más mimado por la Uefa, mientras que un debate histórico sobre el calendario y el número de participantes ha supuesto el génesis de la nueva Libertadores, que aspira a una mayor rentabilidad y negocio, aunque por el camino pierda a los clubes mexicanos, decepcionados con la Conmebol por, según ellos, no tenerlos en cuenta en este cambio de rumbo del principal torneo sudamericano.

 

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Real Madrid y Atlético de Madrid disputaron la última final de la Champions League. / UEFA

 

 

 

Las cuentas de la Champions son meridianamente claras: a partir de la temporada 2018-2019, y hasta 2021, las cuatro grandes ligas europeas (España, Inglaterra, Italia y Alemania) contarán con cuatro equipos de su competición doméstica directamente en la fase de grupos. Hasta la fecha, era el coeficiente Uefa el que determinaba el número de plazas que se repartía por país, con lo que esta reforma alterará la fórmula de entrada al torneo. De los 32 equipos aspirantes al título, 16 provendrán de estas cuatro federaciones.

 

Esta, quizá, es la más controvertida medida que han pactado la Uefa y la Asociación Europea de Clubes (ECA) en las negociaciones que han concluido con otras enmiendas sobre el formato y, también, sobre la logística. En este segundo apartado, se ha convenido crear una compañía subsidiaria para determinar el futuro y el manejo de la Champions League y Europa League. Tendrá de nombre Uefa Club Competitions SA y su consejo estará compuesto equitativamente por miembros de la federación continental y del organismo que engloba a los clubes.

 

En el aspecto del formato, las cuatro plazas adjudicadas a España, Inglaterra, Italia y Alemania sufrirán un cambio en el reparto. Hasta ahora, se daba plaza directa a los tres primeros clasificados y la restante iba a parar al cuarto de la liga, que se jugaba el pase en una fase previa. Pues bien, ese último billete ya no se entregará mirando a la clasificación, sino a través de un nuevo ránking en el que se contabilizarán los logros cosechados en los últimos cinco años.

 

Un hecho que, indudablemente, dificultará la opción de que los equipos modestos se conviertan en revelación y, por ejemplo, en España se hagan con esa codiciada cuarta plaza, si Real Madrid, FC Barcelona o Atlético de Madrid cayeran de la cabeza de la Liga Santander esa misma temporada.

 

La economía de la competición será el último punto en acometer reformas, con un "aumento significativo de la distribución financiera para los clubes”, han asegurado desde la Uefa, que ha elaborado un nuevo sistema de cuatro pilares (cuota de partida, rendimiento en la competición, coeficiente de cada club y la televisión) en el que “los resultados deportivos estarán mejormente recompensados mientras disminuyen los ingresos por el market pool”.

 

Si las reformas en Europa han llegado a base de propuestas de los grandes clubes, en Sudamérica, el nacimiento de una nueva era en la Copa Libertadores ha tenido como gestor del debate a Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol.

 

Desde su llegada al cargo hace menos de un año, el dirigente paraguayo ha trabajado por el cambio de formato de la competición, al que quería darle una mayor notoriedad. Hacerlo más rentable, explorando nuevas vías de negocio con el aumento de meses del calendario y de los equipos participantes.

 

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River Plate, uno de los equipos más laureados de Sudamérica.

 

Así, el torneo que dará inicio en 2017 se disputará durante todo el año, de febrero a noviembre, y contará con más clubes, pasando de los actuales 38 a 44. Además, por vez primera, el campeonato de clubes más prestigioso de América tendrá una final en campo neutral, dejando atrás el formato de ida y vuelta.

 

Estos cambios forman parte de una “estrategia integral” que busca, en palabras de Domínguez, “mejorar la calidad de nuestros torneos para generar más ingresos y, con ellos, invertir en el desarrollo del fútbol en Sudamérica, tras sufrir una gran fuga de talentos y perder seguidores que se han ido a otros mercados”.

 

Sin embargo, esta reforma no ha sido del agrado de todas las federaciones que tienen sitio en la Libertadores. La mexicana ya ha anunciado que sus clubes no participarán en la próxima edición, por lo que consideran “un retroceso” para los tres equipos aztecas que tienen derecho a un billete para la competición. Estos tendrían que jugar 14 partidos en dos meses y “no hay club que aguante algo así", ha argumentado el presidente de la liga mexicana, Enrique Bonilla. El solapamiento del calendario liguero con el del trofeo continental es la razón principal de este abandono.

 

A la espera de qué cambios acarreará la renuncia mexicana, los diez equipos de la Copa Libertadores que no avancen a los octavos de final tendrán, a partir de este año, la oportunidad de reengancharse a la Copa Sudamericana, la equivalente a la Europa League.

 

Igual que los clubes mexicanos, en Europa también ha habido voces críticas con las reformas de la Champions League. Conjuntos de las ligas de segundo y tercer orden, pero que históricamente son muy reconocidas, como la escocesa, la holandesa o la belga, han comenzado a trabajar en una competición que aúne a varios equipos de la zona del Atlántico. Con ingresos modestos por derechos audiovisuales en sus ligas, estas entidades ven en una nueva competición una fórmula para captar un mayor mercado televisivo y de patrocinios para poder competir después en Europa. Hasta la fecha, se conoce que hay negociaciones entre equipos de Suecia, Dinamarca, Noruega, Escocia, Bélgica y Holanda.

 

“Si no actuamos ahora, veremos cómo los clubes más grandes se hacen más grandes y más fuertes, mientras que los clubes como los nuestros lo tendrán cada vez más difícil”, declaró sobre este proyecto el director general del FC Copennhagen, Anders Horsholt.

 

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El Celtic de Glasgow, en un partido de Champions League. / UEFA

 

La reestructuración ha afectado a todos los niveles, ya que la Fifa ha planteado reformas también de cara a los torneos que organiza. El Mundial de 2022 se celebrará por vez primera en invierno, en Catar, lo que ha molestado a los clubes de las grandes ligas que cuentan con pocos internacionales, que se sienten penalizados por el obligado parón que sufrirán en mitad de la temporada; el Mundialito de clubes se quiere expandir a 32 equipos en 2019 y convertirse en un torneo bianual; y el consorcio chino Wanda Group, socio de la Fifa, ha logrado la autorización requerida para promover la Copa de China, un torneo invernal en el que tres selecciones de talla mundial se enfrentarían al combinado local.

 

Todos estos cambios no están agradando a las ligas europeas. A través de su asociación, la European Professional Football Leagues (EPFL), han roto momentáneamente las relaciones con la Uefa debido al nuevo formato de la Champions League, que tachan de lesivo, y han dado de plazo al nuevo presidente federativo, Alexander Ceferin, para dar marcha atrás y negociar: “En caso de no llegar a un acuerdo, se daría a las ligas europeas libertad total para programar sus partidos como mejor les parezca, incluyendo los mismos días y horarios”. Es decir, que se obligaría a los equipos a elegir una competición u otra.

 

Esta revolución en el fútbol, con un mayor poder de los clubs en la gestión, no deja de ser similar a la que se produjo hace 16 años en el baloncesto. La búsqueda de lograr una mayor rentabilidad por parte de los grandes derivó entonces en la creación de la Euroliga, un torneo que este año ha dado un nuevo paso en este sentido con un formato de competición que engloba únicamente a 16 equipos, de los cuales 11 tienen plaza garantizada.

 

La decisión es consecuencia de la necesidad por parte de esta liga privada de hacer más atractivo el campeonato a nivel comercial. Para ello, llegó a un acuerdo con la multinacional del marketing IMG por la que se les garantiza a los clubs participantes un reparto mínimo de 36,3 millones de euros por temporada. Los datos, de momento, aplauden el cambio: la asistencia a los pabellones se ha disparado un 28% en los primeros 80 partidos con el nuevo formato.

 

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Baskonia y Real Madrid son dos de los clubes participantes en la nueva Euroliga. / Saski Baskonia

 

Sin embargo, y a pesar de las largas negociaciones que se llevaron a cabo, la nueva Euroliga ha agrandado la grieta que separa a clubs y Fiba. La federación internacional no ha aceptado la hoja de ruta diseñada por los equipos grandes y ha decidido iniciar su propio camino con la creación de la Basketball Champions League. Un torneo de 40 conjuntos, apoyado por la mayoría de federaciones europeas, pero de poco atractivo competitivo. Además, entidades como el AEK Atenas o el Partizán de Belgrado han denunciado presiones de sus federaciones para enrolarse en el campeonato.

 

El desarrollo en el tenis lo capitanea la ATP. Su World Tour Finals reparte 4,5 millones de euros en premios entre los ocho participantes, y torneos de gran calado histórico como la Copa Davis o la Fed Cup, gestionadas por la Federación Internacional de Tenis (ITF), han quedado apartados a un segundo plano.

 

Se trata del inicio de una nueva era que la asociación de tenistas ha iniciado, en la que espera -y en camino se halla- elevar el tenis a un deporte de masas. Desde la federación, con la misma idea, ya se han mostrado partidarios de ganar en relevancia con un nuevo plan de desarrollo. Este departamento contará con cuatro millones de dólares los dos próximos años para cortar la caída de tenistas federados, que ha retrocedido en un 11,4% entre 2009 y 2015.

 

Por otro lado, la ATP ha creado una Copa Masters sub-21 para rejuvenecer el circuito masculino. La Next Gen, con un formato muy parejo a la ATP World Tour Finals, se disputará en Milán y contará con la presencia de los siete jugadores con mejor ránking, más un octavo participante invitado por la organización. El objetivo es que los jóvenes crezcan con mayor rapidez y se puedan encontrar caras nuevas en las rondas finales de los grandes torneos.

 

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Novak Djokovic, en el pasado torneo de Grand Slam US Open.

 

Otro deporte que aspira a expandir su pasión es el ciclismo. La Unión Ciclista Internacional (UCI) había promovido este año grandes cambios a través de la Reforma Cookson, que adopta el apellido del presidente del organismo, Brian. Finalmente, y a pesar de haber aprobado el plan de futuro, ha apostado por dar estabilidad al World Tour, la primera división del ciclismo

 

No habrá reducción del número de corredores por equipo (de 30 a 22) ni de días de competición, que podría ser incluso ampliado, pero sí se trabajará en 2017 con la idea de continuar fomentando la entrada de inversión de nuevos mercados en el campeonato gracias a una hoja de ruta con cuatro pilares: credibilidad, globalización, involucración de los aficionados y fortalecimiento de la pirámide organizativa.