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Fallece Josep Lluís Núñez, el promotor del Barça moderno

El empresario Josep Lluís Núñez presidió el club entre 1978 y el 2000, una etapa en la que se afianzó su patrimonio con la renovación del Camp Nou y la construcción del Miniestadi, así como el inicio de la relación con Nike.

Palco23

3 dic 2018 - 19:14

Núñez, el promotor del Barça moderno

 

 

Josep Lluís Núñez y Clemente es uno de los empresarios más importantes para entender la transformación del centro de Barcelona, pero también para comprender el actual FC Barcelona. El expresidente blaugrana falleció ayer a los 87 años de edad, y con él se marchó el promotor que sentó las bases del actual club y le aseguró una importante solidez patrimonial. Su mandato se alargó de 1978 al 2000, una etapa llena de claroscuros que explican la fractura que hoy existe en la masa social entre partidarios y detractores de una manera de entender el club.

 

Núñez, que desarrolló su carrera en el sector inmobiliario, quiso aplicar un modelo de gestión empresarial que hasta ese momento no existía. Y una de sus primeras decisiones fue buscar ingresos alternativos a las cuotas de socios, que hasta la irrupción de la televisión era el principal sustento de cualquier entidad deportiva. De hecho, quienes recuerdan aquella época aseguran que fue uno de los primeros en pedir dinero a las cadenas a cambio de las retransmisiones. Pero, antes de nada, lo que encargó fue la primera auditoría externa de las cuentas.

 

En su primera asamblea, en agosto de 1978, presentó una fotografía preocupante: una deuda a corto plazo de 490 millones de pesetas (2,94 millones de euros), sobre un presupuesto de 792 millones (4,8 millones de euros). Además, el patrimonio neto era negativo en 32 millones de pesetas (0,192 millones) y su primer presupuesto tuvo que aprobarse asumiendo unas pérdidas de 10 millones (0,1 millones).

 

 

 

 

Pero también presentó un plan de choque, que consistía en la comercialización de asientos en el antepalco, así como el adelanto de cuotas por abonos y aparcamientos de toda una temporada y sin intereses, que trasladaron la deuda del club con bancos a los socios. “Hemos salvado al Barcelona”, aseguró al término de aquella reunión, según recoge la edición del día siguiente de Mundo Deportivo.

 

“Su obsesión por hacer realidad el proyecto de su Barça triunfante, le llevó a implementar un nuevo concepto de gestión, que es la base del Barça de hoy. Él fue el hombre que elevó a categoría de noticia la gestión de la entidad, y el primero que tuvo claro que los clubes debían cobrar por los derechos audiovisuales del fútbol”, señala el actual presidente, Josep Maria Bartomeu, en su carta de despedida.

 

Pero también lo fue en la explotación del merchandising, hasta el punto de que se creó una feria específica de artículos oficiales del club que se conoció como Barçamania. El evento llegó a superar la decena de ediciones, y en la última fueron cerca de ochenta expositores los que a lo largo y ancho de la explanada del Camp Nou exhibieron sus productos. A ello, se le sumó el firmar el cambio de Kappa por Nike como patrocinador técnico.

 

El acuerdo se selló en 1999, un año antes de poner fin a su mandato, y lo hizo con el fichaje de Ronaldo como gran reclamo. Entonces se consideró uno de los mayores contratos de la historia del deporte, pues suponía el cobro anual de 2.100 millones de pesetas (12,6 millones de euros) durante diez años. Hoy, esa relación se ha ido renovando con el tiempo y, cumplidos veinte años de relación, el contrato prácticamente se ha multiplicado por diez, hasta 105 millones de euros fijos por temporada, además de la recuperación del negocio de licencias, aquellas que Núñez exhibía una vez al año con una feria.

 

 

 

 

Núñez ya demostró entonces la preocupación que había por el aumento de costes a media que lo hacían los ingresos, y en agosto de 1999 ya advertía de que “es un error pensar que el Barcelona tiene una máquina de hacer dinero”. Una afirmación que evidenciaba un modelo que su sucesor, Joan Gaspart, pervirtió hasta el punto de llevar al club a una situación muy delicada en términos económicos, y que también se basó en reforzar los activos propiedad del Barça.

 

“Con él, nuestro patrimonio también dio un salto exponencial, con la ampliación y mejora del Camp Nou y de todo su entorno, y con la construcción del Miniestadi”, recuerda Bartomeu. Y, aunque no pudo ser el quien inaugurara las instalaciones, también adquirió los terrenos de Sant Joan Despí, a las afueras de la ciudad, en los que hoy se levanta la Ciudad Deportiva Joan Gamper. En paralelo, adquirió unas parcelas en L’Hospitalet de Llobregat donde inicialmente se debía construir el centro de entrenamiento, que no han estado exentas de polémica, pero que hoy son un activo más que podría generar liquidez.

 

Criticado por la forma en cómo terminó su relación con Johan Cruyff, padre futbolístico del actual Barça, lo que pocos niegan fue la situación económica en la que dejó la entidad antes de dejarla en manos de Gaspart: 22 años consecutivos en beneficios, un aumento del patrimonio neto en más de 12.000 millones de pesetas y todas las instalaciones deportivas necesarias para el desarrollo de la actividad en aquel momento. Después llegó la sucesión, la lucha de corrientes ideológicas por la dirección del club y un legado que, visto en perspectiva, fue un éxito en términos económicos. Algo que no siempre tiene por qué ir acompañado en lo deportivo.