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El Joventut de Badalona, a un paso de la liquidación

El Divina Joventut se ha quedado sin tesorería tras los reiterados incumplimientos del gobierno de Badalona y el impago del patrocinio acordado. O llega un millón de euros en días, o el consejo propondrá la liquidación del club en junta de accionistas.

Marc Menchén/Guillermo G. Recio

12 feb 2018 - 05:00

‘La Penya’, al borde de la liquidación

 

 

El Divina Seguros Joventut se enfrenta a la situación más crítica de su historia. La Penya, uno de los equipos más importantes del baloncesto español y cuna de algunas de las estrellas de este deporte, irá en las próximas semanas a liquidación. Así lo propondrá el consejo de administración, que esta tarde se reúne y tiene sobre la mesa la propuesta de convocar a los accionistas y proponer el cese de la entidad, según ha podido saber Palco23. Sólo evitará este desenlace la acción del Ayuntamiento de Badalona, cuyos incumplimientos en los últimos meses son señalados como detonante del problema. Necesitan un millón de euros y la solución estaría en la Fundación Privada Badalona Capital Europea del Básquet, que tiene bloqueados los fondos que resolverían la situación.

 

La historia de la entidad verdinegra ha estado marcada en los últimos años por su maltrecha situación económica, provocada por su apuesta por utilizar el negocio inmobiliario como complemento para poder competir en ACB frente a equipos con mecenas, apoyo público o pertenecientes a clubes de fútbol. Una estrategia que, debido a la falta de apoyo político, provocó su entrada en concurso de acreedores en 2010, que se levantó en 2012, y que, ya en 2017, parecía totalmente cerrado gracias a un 2+1 en los despachos.

 

En marzo de 2017, y con escasos días de diferencia, el Joventut logró un acuerdo singular con la Agencia Tributaria y la liquidación de la deuda con Bankia, CaixaBank e ICF mediante la ejecución de la hipoteca por unos terrenos en la ciudad. A ello, se le sumaba un acuerdo estratégico con el consistorio que permitía rebajar la deuda de 7 millones a 2,5 millones de euros y se obtenía un calendario de amortizaciones que, si bien era exigente, garantizaba la viabilidad del proyecto.

 

 

 

 

El acto fue presentado por la propia alcaldesa de Badalona, Dolors Sabater, y el entonces presidente, Jordi Villacampa, en el que se anunció que la ciudad adquiría por 2,3 millones de euros unos terrenos situados en la zona conocida como el Mas-Ram, donde hay un centro deportivo en funcionamiento. Además, se firmaba un contrato de patrocinio que servía para cancelar la deuda de 1,9 millones de euros por el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) del pabellón. Sin embargo, de ese día sólo queda la foto, porque no se ha cumplido nada.

 

Fuentes municipales explican que los interventores del consistorio han decidido tumbar todos los compromisos adquiridos y no se ha realizado ninguno de los pagos acordados. A día de hoy, no hay dinero en caja para pagar a Hacienda, que supondrá el embargo de todas las cuentas; los empleados no han cobrado sus nóminas desde hace diez días, y las facturas no pueden abonarse. Un escenario muy distinto al que dibujaron al actual consejo de administración, presidido por Juanan Morales, cuando tomó las riendas hace menos de un año. El gobierno municipal conoce la situación, puesto que la situación de tesorería y las cuentas anuales están en su poder, pese a que no ha querido nombrar aún a un consejero.

 

La cronología es enrevesada y está llena de idas y venidas, lo que explica la situación crítica para un club del que dependen 18 empleados y casi 500 jóvenes que forman parte de la cantera. O llega un millón de euros de forma inmediata para atender pagos y no incumplir el calendario de pagos con el Fisco, o ni siquiera se podrá sufragar el desplazamiento de la plantilla a Sevilla el próximo 4 de marzo para jugar contra el Real Betis Energía Plus. “Deberán renunciar a su plaza y pedir la retirada de la competición”, explica un experto en derecho deportivo sobre las implicaciones que tendría la petición de liquidación.

 

 

 

Fuentes conocedoras de la situación señalan que, tras aquel acto público, el gobierno municipal presentó poco después una tasación de esa parcela que rebajaba su valor de 2,3 millones a unos 2 millones de euros. Más tarde, se comunicó al club que no se realizaría la operación porque los técnicos no veían de utilidad pública los terrenos y se negaban a firmar el informe. Tuvieron la ocurrencia de proponer una ampliación de capital que cubriera la Administración, y tres semanas después de que el consejo trabajara en la idea y recibiera el visto bueno del Consejo Superior de Deportes (CSD), el equipo municipal también desistió de este plan.

 

Las semanas pasaban, el presupuesto para confeccionar la plantilla era inferior al que la junta estimaba que tendría en el nuevo escenario y el equipo empezó la temporada bajo mínimos. Para la campaña 2017-2018, el club presupuestó 4,05 millones de euros, un importe prácticamente igual que en el de la anterior temporada.

 

En diciembre, con La Penya coqueteando con el descenso, Sabater apareció con una propuesta que parecía resolver la situación: elevar el contrato de patrocinio a 4,8 millones de euros en cuatro temporadas (1,2 millones al año), suficiente para compensar la suspensión de la operación inmobiliaria y el dinero necesario para cancelar la mochila del IBI, que previamente se les prometió que no deberían afrontar.

 

Pensando que el tema estaba resuelto, la entidad buscó a un nuevo entrenador y reforzó la plantilla en el mercado de invierno. Con la sorpresa de que, ahora, se les ha transmitido que el acuerdo firmado el 21 de diciembre también ha quedado en papel mojado, pues el cobro mensual del patrocinio está paralizado por el interventor porque considera que el Joventut no puede recibir dinero público porque mantiene deudas con el Ayuntamiento.

 

 

 

 

En concreto, existe una diferencia de criterio sobre la justificación de determinados gastos de mantenimiento que se sufragan con la subvención que recibían de la Fundación Privada Badalona Capital Europea del Básquet. Según la ciudad, el personal propio de mantenimiento o facturas como las del agua no pueden considerarse mantenimiento del pabellón.

 

Esta entidad sin ánimo de lucro se ha situado en el foco de la polémica por las acusaciones de irregularidades durante la etapa de Xavier García Albiol como alcalde, un episodio que está a punto de convertirse en la puntilla para el equipo de baloncesto. “Siempre se han ajustado a derecho y a la normativa vigente”, aseguró el club en un comunicado sobre las ayudas. Y añaden fuentes municipales: “todos los partidos políticos estaban representados en el patronato y jamás nadie puso nada en cuestión, y la información era de dominio público”.

 

¿Cómo funciona este organismo? La fundación nació con el objetivo de conservar el pabellón y financiar la promoción del baloncesto en la ciudad y asociar su imagen a nivel nacional e internacional a este deporte. El dinero procede del canon que abona el gestor del Màgic Badalona, centro comercial que en su día promovió La Penya junto a Sacresa. Este canon supera el millón de euros y de él se benefician varios clubes del municipio, incluido el Joventut, que de media ha recibido anualmente el 75% de los fondos, lo que suponía unos 600.000 euros.

 

En el entorno de la ciudad hay malestar porque la desaparición de La Penya dejaría a la ciudad fuera del plano mediático y provocaría la pérdida del aura de ciudad de baloncesto. Es más, lamentan que el gobierno municipal está incumpliendo el objeto para el que se creó la fundación porque tiene los fondos necesarios para evitar el cese de operaciones. Sin embargo, no ha habido ningún tipo de iniciativa política para desencallar la situación y transferir los fondos, pese a que siempre que se habían presentado los pertinentes proyectos y justificación de gastos. “Daría viabilidad hasta final de temporada”, aseguran fuentes conocedoras de las necesidades del club. ¿Habrá asistencia del Ayuntamiento o pitarán el final del partido?