Clubes

La Masia: ¿cómo rentabiliza el Barça los más de 30 millones de inversión anual en la base?

Más allá de nutrir al primer equipo, la junta de Bartomeu ha logrado monetizar la cantera con traspasos, aunque la presión salarial ha hecho que el ratio de inversión sobre ingresos suba.

Marc Menchén

25 nov 2019 - 05:00

Más allá de nutrir al primer equipo, la junta de Bartomeu ha logrado monetizar la cantera con traspasos, aunque la presión salarial ha hecho que el ratio de inversión sobre ingresos suba.

 

 

Leo Messi no tiene ningún valor. Al menos en términos contables. Su cláusula es de 700 millones de euros, cierto, y cualquier club que lo quisiera debería pagar una millonada, pero la realidad es que no tiene presencia en el balance del FC Barcelona. ¿La razón? El club blaugrana jamás pagó ningún traspaso por el futbolista argentino, sino que su formación se incluye dentro de una inversión anual en La Masia que cada año ha ido a más y en 2019-2020 alcanzará una cifra récord de 47,4 millones de euros, según las cuentas analizadas por Palco23. Pero, ¿cómo trata la entidad de obtener el famoso ROI en este ámbito?

 

El primero motivo es evidente y es para lo que se concibió siempre el fútbol base: reducir la dependencia del mercado de fichajes y poder nutrir al primer equipo con el máximo de canteranos. “Es esencial dotar al primer equipo de los jóvenes de la casa”, explica Patrick Kluivert, desde este verano director formativo blaugrana, en la revista oficial del club. Esta temporada hay seis jugadores formados directamente, a los que se suman tres del filial habituales, cuyo precio de mercado supera los 400 millones de euros, según Transfermarkt.

 

Dicho de otra forma, la inversión de los últimos diez años ya se habría recuperado con el ascenso de atletas desde las categorías inferiores a la élite. El miedo para muchos es que esa generación de talentos se frene, después de que hace una década coincidieran dos generaciones que permitieron alinear en un mismo equipo a Víctor Valdés, Carles Puyol, Gerard Piqué, Sergio Busquets, Xavi Hernández, Andrés Iniesta o Leo Messi.

 

 

 

 

“Es evidente que la calidad de los jugadores no es la misma cada año; tenemos mucha calidad en La Masia, pero no pueden salir todos los talentos de golpe”, admite Kluivert en la citada entrevista, realizada en el cuarenta aniversario del proyecto y en un momento en el que parece más difícil acceder al vestuario del Camp Nou. El último canterano en consolidarse en el once ha sido Sergi Roberto, y en los últimos meses buscan tirar la puerta abajo Riqui Puig, Ansu Fati y Carles Pérez.

 

Más allá del debate sobre si hay una apuesta real del cuerpo técnico de Ernesto Valverde por la cantera, lo cierto es que el Barça es ahora cuando ha empezado a sacar rendimiento económico de aquellos jugadores a los que forma y no acaban de encajar en el primer equipo llegado el momento de dar el salto. Las plusvalías anuales por traspasos del fútbol base no superaron los 800.000 euros de media entre 2003-2004 y 2014-2015, pero desde entonces se ha producido un punto de inflexión claro.

 

Ese año Josep Maria Bartomeu asumió la presidencia tras la dimisión de Sandro Rosell y, después, fue ratificado en las urnas por los socios. Desde entonces se ha conseguido dar lógica económica a esas salidas impuestas por la edad, pues los ingresos por venta de canteranos se ha situado en una media anual de 8,9 millones de euros en las últimas cinco temporadas. Y eso que esta cifra no incluye a blaugranas de cuna que fueron vendidos ya consolidados en el primer equipo, como Pedro Rodríguez (27 millones) Thiago Alcántara (25 millones) o Marc Bartra (8 millones).

 

 

 

 

Estos recursos adicionales han permitido situar los ingresos propios del fútbol base por encima de 10 millones de euros anuales, pues es prácticamente la única forma de monetización que existe. Las cuentas anuales del Barça desvelan que la cifra de negocio atribuible a esta área, que incluye el fútbol femenino, apenas supera los 1,5 millones de euros por campaña. Este importe sólo se superó en la temporada que el filial masculino subió a la actual LaLiga SmartBank, cuando recibió más de cinco millones pos los derechos de televisión.

 

Sin embargo, este 2019-2020 sólo se han presupuestado unos 30.000 euros por venta de entradas y participación en competiciones. A este importe se sumarán 610.000 euros por televisión gracias al acuerdo con TV3 para los partidos de Segunda B y el millón de euros del área comercial que se repercute a la base, y que principalmente corresponde al patrocinio principal de Stanley con el fútbol femenino y una parte de la alianza global con Rakuten, que luce en el Barça B.

 

Pese a la dificultad de obtener ingresos directos, la inversión del Barça en términos económicos no ha dejado de crecer año a año. El gasto total generado por La Masia era de 7,7 millones de euros en 2003-2004, una época en la que el fútbol femenino no se había profesionalizado y la lucha del fútbol europeo por las canteras no era tan fuerte como hoy. Para 2019-2020, el club ha presupuestado gastos por 47,5 millones de euros, con crecimientos en todas las partidas.

 

 

 

 

Descontados los ingresos, el déficit contable del fútbol base alcanzará una cifra récord de 36,57 millones de euros este año, más del doble que en 2018-2019, pues desde hace pocos años se ha logrado moderar la inversión neta gracias a las plusvalías por traspasos. De hecho, el desfase previsto para 2019-2020 equivale a un 3,5% de todos los ingresos previstos (1.047 millones de euros), el porcentaje más alto de las últimas campañas, pero por debajo del 4% o el 5% que llegó a suponer la apuesta por La Masia en la década anterior.

 

El gasto en personal se mantuvo estable entre 2010 y 2017, con una media de casi quince millones de euros anuales, entre salarios deportivos y de estructura. Sin embargo, la decisión de profesionalizar el primer equipo de mujeres y una nueva política de fichajes de jugadores más experimentados que complementaran la juventud del filial disparó el importe de esta partida: 23,6 millones de euros en 2017-2018, año de presencia en Segunda División, que este año alcanzará 31,74 millones.

 

Esta presión salarial también se debe a la obligación de ofrecer mejores contratos a las jóvenes promesas, con tal de evitar su fuga hacia la Premier League o clubes como el Borussia Dortmund o el AS Monaco, donde les garantizan una vía más rápida para llegar a la élite. “Nuestro trabajo es explicarles que el dinero no lo es todo en estas edades, sino la proyección y saber de dónde vienes”, señalaba Kluivert.

 

 

 

 

Hoy, un juvenil cobra entre 15.000 euros y 25.000 euros anuales, aunque hay casos en los que pueden superar los 300.000 euros ya en el filial si se confía en su futuro, como es Ansu Fati. En el caso del femenino, los sueldos más elevados superan ligeramente los 100.000 euros anuales. Otro factor que explica este fuerte incremento del gasto en nóminas no es la retención, sino la captación de promesas extranjeras que llegan directas al filial y sobre las que hay interés por su posible encaje en el primer equipo o una futura venta a otro equipo europeo con plusvalías.

 

Es una política que emana desde la junta directiva, pues la compraventa de futbolistas se ha convertido en una pieza clave para la sostenibilidad económica del Barça. “En estos cuarenta años, el modelo ha evolucionado, pero hay algo que se ha mantenido inalterable”, señala el presidente blaugrana, Josep Maria Bartomeu, en el libro La Masia. Formando personas más allá del deporte. El dirigente se refiere a la diversificación polideportiva, pero también a la formación integral de los menores, algo con lo que buscan diferenciarse de otras academias.

 

No es una apuesta casual, pues esa asociación del Barça a una determinada forma de entender el juego y promocionar el talento local también ha sido clave en la construcción de su marca. De hecho, muchas de sus acciones comerciales han tenido a la cantera como eje central y han servido para posicionarse en el mercado ante los patrocinadores.

 

Y eso por no hablar de la red de escuelas que generan más de cinco millones de euros en ingresos, y cuya razón de réplica no tendría sentido sin la imagen global de que La Masia es hoy uno de los graneros de talentos futbolísticos más importantes del mundo. La duda es si podrá repetirse ganar una final de Champions League con siete canteranos en el césped. Hay 258 niños que aspiran a ello en la Ciudad Deportiva Joan Gamper.