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La banca andorrana financia al Barça en la recompra de los terrenos de Can Rigalt

El club, que tuvo que pagar 47 millones a La Llave de Oro, obtuvo un préstamo de 20 millones a cuatro años de la entidad andorrana, que complementó con la disposición de pólizas y que explica junto a los fichajes el aumento de la deuda.

M.Menchén

16 oct 2018 - 04:59

La banca andorrana financia al Barça en la recompra de los terrenos de Can Rigalt

 

 

La fuerte inversión en fichajes explica una parte importante del aumento de la deuda del FC Barcelona, pero algunas operaciones del pasado también han contribuido al incremento del pasivo. Fuentes de la entidad explican a Palco23 que “la deuda bancaria es de 65 millones de euros, importe correspondiente en gran parte al préstamo destinado a la recompra de los terrenos de Can Rigalt”. Este importe dobla al de un año antes, después de cumplir con el laudo que ganó la inmobiliaria La Llave de Oro por estos terrenos en el municipio colindante de L’Hospitalet de Llobregat.

 

Las mismas fuentes señalan a este diario que el grueso de la financiación la aportó MoraBanc, con un préstamo de 20 millones de euros a cuatro años. “El resto son disposición de pólizas”, añaden, en referencia a las líneas de crédito que se mantienen abiertas con entidades como Banco Sabadell y CaixaBank. Durante el verano se iniciaron negociaciones con estos bancos para renovar estas líneas de liquidez para evitar las tensiones de tesorería; a 30 de junio de 2018, la posición de caja era de 40 millones de euros, menos de la mitad que en el mismo de 2017.

 

La operación de Can Rigalt se remonta a 1998, cuando la junta presidida entonces por Josep Lluís Núñez adquirió estos terrenos próximos al Camp Nou para levantar la ciudad deportiva. Sin embargo, el proyecto quedó paralizado y no fue hasta 2005 cuando el expresidente Joan Laporta logró traspasarlos a la inmobiliaria La Llave de Oro por 35,4 millones de euros. Eso sí, el contrato de compraventa incluía una serie de cláusulas cuyo incumplimiento permitía a la empresa deshacer la compra y recuperar su dinero. Y así acabó sucediendo.

 

 

 

 

El punto más importante, y que acabó decantando la balanza en contra del Barça durante el arbitraje, fue la obtención de los permisos para construir viviendas. Un primer laudo arbitral fijó que el 30 de julio de 2014 era la fecha límite para que el club cumpliera y lograra que el Ayuntamiento de L’Hospitalet y el resto de actores implicados facilitaran la tramitación urbanística. Sin embargo, el estallido de la burbuja inmobiliaria dejó en el dique seco la operación y el grupo solicitó un nuevo laudo arbitral para resolver la operación.

 

El falló llegó en junio de 2016, cuando el Tribunal Arbitral de Barcelona corroboró que, transcurridos diez años, no se habían cumplido los requisitos pactados en el contrato de compraventa. Por ello, obligaba a la entidad deportiva a devolver los 35,4 millones de euros que había cobrado por los terrenos, así como unos intereses legales de 11,6 millones. La entidad trató de negociar una quita, aunque en la memoria anual confirma que finalmente ha realizado los pagos establecidos en el laudo.

 

En las oficinas del Camp Nou no existen demasiadas esperanzas sobre el futuro de esta parcela de 10.000 metros cuadrados y un importante volumen de metros cuadrados edificables. De hecho, ya en las cuentas de 2016-2017 se decidió deteriorar el potencial de este activo en 29 millones de euros, situando su valor contable en 8,44 millones de euros, como ya adelantó este diario. Es “una valoración razonable establecida por un experto independiente”, recuerda la entidad, que confía en que la evolución de la tecnología permita rebajar los costes de transformar la subcentral eléctrica que hay junto a los terrenos y cuya transformación es la que hoy hace inviable la operación inmobiliaria.

 

Este no es el único proyecto urbanístico en el que el Barça ha pinchado. Laporta proyectó en 2007-2008 la construcción del Barça Parc, un espacio temático en Viladecans, junto al Aeropuerto de Barcelona-El Prat. El club pagó 18,74 millones de euros por los terrenos, pero jamás se lograron superar los trámites administrativos por el incumplimiento de varias normas medioambientales que impedían desarrollar allí cualquier tipo de actividad deportiva, ocio o entretenimiento. El año pasado se aplicó una depreciación adicional de 1,13 millones y hoy su valor es de apenas 3,07 millones de euros.

 

 

 

 

 

La deuda neta, dentro de los límites con 157 millones de euros


La operación de Can Rigalt no es la única acometida durante el último curso, pues también se tuvo que afrontar el fichaje de Ousmane Dembelé por 105 millones y el de Philipe Coutinho por otros 110 millones de euros fijos. De ahí que las deudas a largo plazo pasaran de 54 millones a 189 millones de euros entre junio de 2017 y el mismo mes de 2018. En cuanto a la deuda a corto plazo, esta se incrementó un 12%, hasta 492 millones de euros.

 

A efectos de control económico de LaLiga, la deuda neta se situó en 157 millones de euros, cuando un año atrás era negativa en 8,19 millones. “Este crecimiento se debe fundamentalmente a las inversiones en jugadores y en el desarrollo del proyecto del Espai Barça”, insiste la dirección en la información previa que se ha facilitado a los socios compromisarios. En la misma, se recuerda que el ratio de deuda neta sobre ebitda (resultado de explotación) se situaría en 0,68 veces, por lo que se cumplirían el límite de apalancamiento que fijan los estatutos y que se sitúa en un múltiplo de dos.

 

Esta es una cuestión que históricamente ha preocupado a los socios del club, especialmente desde que en 2009 se solicitó un gran préstamo sindicado para reestructurar el pasivo. De ahí que la junta se haya esforzado en los últimos días en hacer pedagogía sobre el cambio de estatutos que propondrá en cuanto a la deuda. En concreto, se trata de eliminar el límite al 10% del presupuesto anual de ingresos el importe que se puede captar mediante “títulos transmisibles de deuda o aceptar dinero en forma de crédito o préstamo”, tal y como establece el artículo 66.

 

 

 

 

“No tiene sentido limitar a 90 millones de euros la financiación que podemos obtener con una sola operación, porque eso lo que nos obliga es a buscar muchas veces el importe total que se necesita a través de varias entidades”, argumentan en los despachos del Camp Nou. No es una cuestión menor, si se tiene en cuenta que Goldman Sachs ya está diseñando la financiación de la obras del Espai Barça y que el préstamo sindicado o la emisión de bonos que se realice podría exigir mucho más.

 

En la asamblea, los socios también deberán votar la liquidación de las cuentas de 2017-2018 y el presupuesto de 2018-2019. La junta directiva que preside Josep Maria Bartomeu confía en facturar 960 millones de euros este ejercicio, lo que supondría una mejora del 5% interanual. Por el contrario, el beneficio neto será de 11 millones de euros, por debajo de los 13 millones de 2017-2018, que ya fue el más bajo desde 2012.