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Inflación, descensos y Netflix: los riesgos de invertir en el fútbol europeo, según S&P

La agencia de calificación crediticia releva en un informe que la puntuación máxima que daría a un club es BB, su sexta mejor puntuación, debido a las incertidumbres que genera la variabilidad de la trayectoria deportiva.

M.Menchén

26 mar 2018 - 04:59

Inflación, descensos y Netflix: los riesgos de invertir en el fútbol europeo, según S&P

 

 

¿Cuál es el riesgo de invertir en un club de fútbol? Es una pregunta que muchos inversores se plantean ante la ausencia de análisis financieros sobre la industria a nivel global, y especialmente por el desconocimiento de los analistas sobre una industria que en contadas ocasiones ha optado por salir a bolsa o emitir bonos para financiarse. Sin embargo, Standard&Poors ha decidido mojarse porque “anticipamos que más clubes de fútbol empezarán a considerar emisiones de bonos corporativos”.

 

La firma ha concluido que su nota para este sector sería la de BB, su sexta mejor puntuación sobre calidad de deuda. Es decir, suspenso a las puertas del aprobado. Esta nota sólo se la daría a “los clubes grandes y bien gestionados y establecidos probablemente recibirían una calificación crediticia corporativa a largo plazo de BB”, señala su informe, al que ha tenido acceso Palco23. Eso sí, siempre y cuando su ratio de resultado de explotación (ebitda) sobre deuda total fuera de máximo cuatro veces. La nota bajaría a B si fuera superior a cinco veces. En ambos casos, siempre según el criterio de la firma, se trataría de inversiones con cierto “grado de especulación”.

 

En su análisis, que data de enero de 2018, hace referencia a las medidas de control específicas de la Uefa sobre fair play financiero (FFP), que en países como España se ven complementadas por las que se ha autoimpuesto LaLiga. “Si bien tales obligaciones probablemente tendrán algunas características de calidad y protección, estas pueden verse compensadas por grandes incertidumbres o una exposición importante a condiciones adversas”, señala S&P sobre las calificaciones B y BB.

 

La firma muestra predilección por entidades deportivas con equipos que obtienen éxitos a nivel nacional de forma recurrente, tienen una base de aficionados amplia, fortaleza en su negocio audiovisual y de patrocinios, diversidad en generación de ingresos y recurrencia en obtención de beneficios. Aquellos que cumplan de forma positiva el análisis de estos factores son los que “podrían superar una recesión económica”, aunque S&P asume que “sólo un puñado de clubes entrarían en esta categoría”.

 

 

 

 

El análisis centra sus “preocupaciones principalmente en la volatilidad de los resultados del club, que puede variar significativamente de un año a otro dependiendo de dónde termina el club en su liga doméstica o en competiciones europeas”. A ello, le añade desde hace una década la presencia de multimillonarios en algunos equipos, como podrían ser Chelsea FC, Paris Saint-Germain (PSG) o Manchester City. “Esto puede avivar la inflación de salarios de futbolistas, que es uno de los riesgos principales de la industria. Una influencia de este tipo también puede empujar a equipos más débiles a dificultades financieras si intentan igualar el ritmo de gasto de sus competidores”, argumenta.

 

La Uefa y la asociación europea de clubes (ECA) ya han pedido una nueva revisión del FFP para asegurar que ningún club gasta más de lo que realmente genera con su negocio ordinario. En los próximos meses se esperan nuevas normas en este sentido, como una limitación del número de fichas disponibles o un gasto neto máximo en cada ventana del mercado de fichajes.

 

Así, esperan dar un nuevo recorte al nivel de endeudamiento neto, que ha pasado de ser equivalente al 65% de los ingresos en 2011 a un 35% en 2016. De los 6.300 millones de euros, un total de 2.600 millones correspondían a compromisos con los propios accionistas, por los 3.100 millones de deuda bancaria y comercial, y 600 millones correspondientes a traspasos de futbolistas.

 

Pese a tratarse de una industria en la que la rentabilidad se analiza más en cuanto a la maximización de los beneficios, S&P considera que “los clubes mejor administrados operan con controles de costes efectivos. Por lo tanto, el control de costes, o la ausencia de los mismos, es un factor de calificación, mientras que el uso de la deuda también es importante”. En otras palabras, la generación de beneficios y la inversión en activos, como instalaciones o jugadores, es relevante al poner notas.

 

 

 


Uno de los puntos en los que pincharían algunos clubes de LaLiga es en el de la retribución al accionista, que consideran un ejemplo de administración “como un negocio y que buscan generar efectivo que pueda reinvertirse”
. En España, la mayoría de equipos aún están destinando las ganancias a compensar pérdidas de años anteriores y otros, como FC Barcelona, Real Madrid o Athletic Club, reinvierten todos sus beneficios porque al ser un club social no han articulado fórmulas de gratificación al socio. A día de hoy, sólo Sevilla FC, CD Numancia y Córdoba CF han distribuido ganancias entre accionistas.

 

Un elemento que también pesa en la balanza de S&P es si la posición del club es compradora o vendedora, puesto que para sus cálculos de resultado de explotación no tiene en cuenta el impacto positivo de los traspasos de futbolistas “porque no tiene naturaleza operativa”. En este sentido, el informe recuerda que los ingresos ordinarios como la televisión, los patrocinios y la taquilla están muy ligados al rendimiento deportivo, más difícil de predecir que la evolución de una compañía en sectores tradicionales.

 

“Al evaluar la fortaleza crediticia de cualquier club de fútbol, primero observamos el rendimiento anterior, poniendo un énfasis particular en los últimos diez años”, señala la agencia, sobre el peso en su puntuación que tiene un descenso de categoría o no participar en competiciones europeas durante un determinado periodo de tiempo. Además, dan mucha importancia a la base de aficionados, que califican de “elemento crítico para que un club se mantenga viable financieramente”.

 

Pese a que la recaudación por abonos y entradas apenas supone el 15% de la facturación del fútbol europeo, S&P considera que es la única fuente de ingresos que puede ser estable si se cuida a los fans. “Los seguidores fieles pueden ser fundamentales para restaurar la riqueza de un club de bajo rendimiento en tiempos difíciles”, apunta, con el caso del descenso de la Juventus a la Serie B como ejemplo.

 

Por otro lado, considera que los derechos de televisión puede que sigan creciendo por el interés en los mercados internacional, especialmente en países de Asia. Ahora bien, rebaja la euforia de muchas propiedades deportivas y advierte de que “el mayor interés de los consumidores por las series de televisión y películas probablemente evitará que los operadores suban significativamente los precios en futuros acuerdos”. Y ahí es donde muchos temen un cambio que pueda alterar el modelo de negocio de este deporte.