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El Numancia reparte 400.000 euros en dividendos tras 20 años en La Liga

El club soriano, que ha militado cuatro años en Primera y 16 en Segunda desde 1997, ha logrado diseñar un modelo sostenible pese a las dificultades para desarrollar su propia cantera.

Marc Menchén

27 abr 2017 - 04:59

 

El CD Numancia lleva desde 1997 jugando de forma ininterrumpida en La Liga, e incluso en cuatro de estas veinte temporadas ha alcanzado la élite. No obstante, el grueso de su trayectoria se ha desarrollado en Segunda División, y su ejemplo muestra que la rentabilidad también se da en una categoría que ha sido ahora, con el nuevo ciclo audiovisual, cuando ha despegado económicamente. Un escenario en el que, tras años de varias inversiones, el club soriano ha podido apuntarse a la moda del dividendo, con el reparto de 400.000 euros entre sus más de 900 accionistas.

 

La medida se adoptó en la última junta de accionistas, después de que las plusvalías del contrato de televisión elevaran la facturación de 2015-2016 a 7,3 millones de euros y dispararan el beneficio neto hasta los 785.154 euros. Suficiente para cubrir totalmente las reservas legales y apuntar el patrimonio neto, que asciende a 8,75 millones. “Esto es una batalla continua, y somos un ejemplo de resistencia”, argumenta Víctor Manuel Martín, consejero delegado del club, sobre una situación a la que han llegado no sin esfuerzos de disciplina presupuestaria.

 

El dirigente se incorporó al club en 1999, sólo ha faltado a tres partidos del equipo en Los Pajaritos desde entonces y las ha visto de todos los colores. “Estuvimos dos años en Primera, en los que se perdieron veinte millones de euros por una política algo desacertada”, rememora, sobre el error de no haber aplicado una cláusula en los contratos hoy muy arraigada: fijar un salario variable en función de la categoría. Entonces, recuerda, “iniciamos un proceso en el que entendimos que sólo el rigor presupuestario nos iba a servir para competir”.

 

El Numancia no llegó a presentar concurso de acreedores, ya que su máximo accionista, Francisco Rubio Garcés, aportó diez millones de euros para reequilibrar las finanzas. “Ascender en 2003-2004 nos permitió reducir la deuda en más de un 30%, y seguimos en Segunda absolutamente igual, dentro de un marco en el que no existía una regulación”, resume. Una disciplina que, si bien le limitaba a la hora de competir en sueldos, sí suponía una baza a la hora de ofrecer estabilidad.

 

“Teníamos que ser un club con una cultura que nos hiciera distinguirnos del resto. Ser muy serios en los compromisos y profesionalizados en la gestión”, apunta el ejecutivo. En este sentido, enfatiza que “varios jugadores optaron por venir a un club estable como el nuestro, aunque el salario por el que firmaban fuera inferior a lo que les ofrecían otros clubes”, ante el riesgo de no cobrar lo que les habían prometido.

 

 

Y ahora, en un momento en el que La Liga ha logrado poner fin a la lacra de los impagos, el conjunto soriano ha buscado diferenciarse con la cercanía y los vínculos de confianza. “Hemos tenido que profundizar en estos otros pilares, que sólo se consiguen teniendo credibilidad y poco a poco. Por ejemplo, ha sido muy importante tener buenos profesionales en todo lo que rodea al primer equipo, como los fisios o el personal de campo”, comenta. “Mi experiencia es que también los jugadores si los tratas bien en tiempos de crisis son favorables”, añade.

 

En cuanto a infraestructuras, el club hace tiempo que acometió las inversiones que hoy muchos de sus rivales están anunciando, especialmente después de que el ascenso a Primera de 2008-2009 permitiera apuntalar su saneamiento. Desde entonces, el club ha invertido más de cinco millones de euros en su ciudad deportiva, mientras que se han ido realizando mejoras en el estadio de Los Pajaritos, donde la última gran obra ha sido la instalación de calefacción en las gradas. “Tiene veinte años, pero el grado de conservación es alto”, comenta.

 

Por lo que respecta a la formación, Martín no esconde las dificultades que supone ser el club de fútbol en una ciudad con sólo 39.171 habitantes y en el que la tasa de natalidad de la provincia es muy baja. “En cantera tenemos un problema importante, y es que llevamos el nombre de la provincia menos habitada del país. Es un mérito de la gente de la ciudad deportiva y tiene un mérito tremendo que tengamos cuatro chicos en la primera plantilla, el filial esté en Tercera y el Juvenil en División de Honor”, enfatiza.

 

En paralelo, la entidad ha tejido buenas relaciones con otros clubes para que les cedan a sus jóvenes futbolistas para que se rueden en el fútbol profesional. “Este club es muy respetado en el fútbol nacional, y algunos nos han visto como un lugar ideal”, comenta, sobre las buenas relaciones que, por ejemplo, mantienen con el Athletic Club y el Atlético de Madrid, entre otros. Aquí surge otro contratiempo, y es el climatológico y las dificultades que puede tener para un chico y, sobre todo para un extranjero, la ciudad de Soria. “Aquí el invierno es muy largo”, admite el directivo.

 

Este mismo problema se traslada al plano comercial, donde la falta de masa crítica no facilita la captación de patrocinadores más allá de las marcas locales. El club cuenta con unos 4.000 socios, y en su camiseta siempre ha tenido a una compañía con raíces en Soria. Tras el crash de las cajas de ahorros, Caja Duero dio paso a Solaring, y en los últimos tres años han contado con la empresa de alimentación Soria Natural. A nivel técnico, Erreà firmó en 2014 y estará hasta 2021. “Es un club muy luchador y toda la gente trabaja con una actitud de defensa del club y disposición que yo agradezco”, advierte sobre una de sus fortalezas para cumplir objetivos. El reto más inmediato, la permanencia un año más en Segunda.