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El Barça que deja Bartomeu: los siete asuntos pendientes para enderezar el rumbo

La comisión gestora y la junta directiva que resulte electa de las próximas elecciones deberán hacer frente a un complejo escenario, no sólo por el Covid-19, sino también por la herencia de la última etapa.

M. R. / P. R. D. / I. P. G.

28 oct 2020 - 05:00

El Barça que deja Bartomeu: los siete asuntos pendientes para enderezar el rumbo

 

 

El FC Barcelona abre una nueva etapa en su historia. En el año 1 tras la era de Josep Maria Bartomeu en la presidencia del Barça, la junta directiva que resulte electa de las próximas elecciones deberá hacer frente a un complejo escenario. El impacto del Covid-19 en la industria mundial del deporte marcará sin duda la gestión del club en los próximos años, pero también la herencia de tareas pendientes e inacabadas que deja la última junta directiva.

 

Bartomeu tomó las riendas del club con la promesa de sanearlo económicamente y convertirlo en la primera entidad milmillonaria del sector. Ya antes del impacto del coronavirus, la gestión económica dejaba algunas dudas: si en la temporada 2013-2014, cuando Bartomeu asumió la presidencia, el club obtuvo unos ingresos totales de 530 millones y un beneficio neto de 55 millones, en la 2018-2019 la facturación llegó a 990 millones, pero el resultado neto se quedó en sólo 4,5 millones.

 

 

 

 

El coronavirus hizo acto de presencia y terminó de romper todos los escenarios imaginados por la junta directiva. El Barça finalizó 2019-2020 con unas pérdidas de 97 millones de euros como consecuencia de la caída de ingresos provocada por el Covid-19. La entidad cerró el ejercicio con unos ingresos de 855 millones de euros, lo que implicó una caída del 13% respecto a la temporada anterior.

 

Además de un escenario complejo en cuanto a ingresos (pendientes de la reapertura del Camp Nou, principalmente) y a gastos (con un recorte salarial de plantilla deportiva y no deportiva en marcha), la nueva junta deberá asumir algunas de las herencias de Bartomeu: del Espai Barça al Barçagate, pasando por la búsqueda de sponsors, el gobierno corporativo o los conflictos judiciales. La última sorpresa añadida, la implicación del Barça en el conflicto geopolítico del fútbol europeo, después de que Bartomeu haya acordado el apoyo del club a la Superliga Europea.

 

 

Nueva junta, ¿nuevos presupuestos?

La nueva junta optará, previsiblemente, por diseñar sus propios presupuestos para la temporada 2020-2021 en lugar de continuar con los elaborados por el equipo de Bartomeu, que están todavía pendientes de la validación por parte de la Asamblea de Compromisarios.

Bartomeu anunció el lunes la aprobación de unos ingresos de 828 millones de euros para la temporada ya en marcha y unos gastos de explotación de 796 millones de euros. Las previsiones pasan por que el beneficio neto del club se sitúe en un millón de euros.

 

Los ingresos proyectados para la temporada 2020-2021 suponen un ajuste del 3% respecto a la cifra de cierre 2019-2020, que se situó en 855 millones de euros. Los gastos de la entidad, por su parte, ascenderán a 796 millones de euros, lo que representa un recorte del 16,6% en comparación con los 955 de euros de 2019-2020.

 

 

Espai Barça: una mochila de 815 millones con Goldman Sachs

Otro de los grandes proyectos pendientes es la reforma del Camp Nou y el Palau Blaugrana. El nuevo equipo directivo llega con un proyecto ejecutado en parte y un acuerdo ya firmado para su financiación con Goldman Sachs, que le compromete a aportar una financiación por valor de 815 millones de euros que no implica comprometer el patrimonio del club.

 

La duración del contrato es de treinta años (cinco años de construcción y 25 de gestión) y el periodo de pago será de 25 años a partir de la temporada 2024-2025, una vez el proyecto esté terminado.

 

La junta dimisionaria anticipaba unos ingresos incrementales anuales de 150 millones de euros por el nuevo estadio. De estos, el Barça dedicaría cincuenta millones de euros durante treinta años a amortizar el préstamo. Parte de esos 150 millones de euros deberían venir de los ingresos por title rights del estadio, que la junta liderada por Bartomeu deja sin atar.

 

Barça Corporate, pendiente de socios

Aunque anunciado in extremis (el pasado lunes, en su penúltima comparecencia), otro de los legados inacabados de la junta de Bartomeu es el denominado Barça Corporateun proyecto que tiene como objetivo encontrar un socio externo para negocios estratégicos como Barça Studios, Barça Licensing and Merchandising (BLM), Barça Innovation Hub (Bihub) y Barça Academies.

 

Las cuatro unidades de negocio para las que el Barça busca socio forman parte del plan estratégico de 2015 del club, que estableció una política de diversificación de los ingresos para convertir a la entidad en el primer club de fútbol del mundo en llegar a unos ingresos de mil millones de euros. El lunes, Bartomeu señaló que había negociaciones abiertas con “bastantes grupos”, pero no hay ninguno cerrado.

 

De seguir adelante este proyecto, la nueva junta deberá crear una estructura societaria para llevarlo a cabo, pues actualmente sólo Barça Licensing and Merchandising cuenta con una sociedad independiente, mientras las otras tres divisiones forman parte de la estructura del club. Aunque no se ha precisado, la opción más plausible sería encontrar socios para crear empresas joint ventures (empresas conjuntas) con terceros.

 

 

 

 

Patrocinios: tres contratos en el aire

El nuevo equipo directivo tendrá también que asumir las negociaciones de una de las principales vías de ingresos del club: los patrocinios. Aunque el proceso en marcha más lucrativo para el club son los title rights del estadio, el Barça tiene pendientes de renovar los acuerdos con sus dos main sponsors, Rakuten y Beko, y el patrocinador del equipo femenino, Stanley Black&Decker.

 

El acuerdo con Rakuten se cerró en 2016 con una duración de cuatro años por un valor de 55 millones de euros al año. Además, el contrato, que ya introducía la opción de alargar la vinculación una temporada más, incluía un pago extra de 1,5 millones de euros por ser campeón de liga (dos títulos en estos cuatro años) y de cinco millones de euros por ganar la Champions, algo que no ha sucedido desde la llegada de la empresa asiática.

 

Por otro lado, la casa de electrodomésticos Beko, que llegó a can Barça en 2016 ocupando la manga de la camiseta de juego, también cerró un acuerdo de cuatro años, valorado en 19 millones por temporada. Actualmente, Beko también es el patrocinador de la camiseta de entrenamiento y de calentamiento del primer equipo de Barça.

 

Plantilla: pendiente de una renegociación clave para el equilibrio presupuestario

Uno de los asuntos más decisivos que deja pendiente el equipo directivo de Bartomeu es la negociación con la plantilla. El Barça necesita recortar alrededor de 200 millones de euros de costes respecto a la temporada pasada para lograr el equilibrio presupuestario en la campaña 2020-2021.

 

Sobre la mesa está una renegociación salarial con los jugadores y un expediente de regulación de empleo (Erte) para la plantilla no deportiva. En un comunicado remitido a los jugadores, el consejero delegado de la entidad, Óscar Grau, habló de una “adecuación salarial transitoria”, aunque no se detalló el alcance cuantitativo.

 

En paralelo, el grupo ha comenzado ya las negociaciones para realizar un ajuste de gastos en la plantilla no deportiva. Grau planteó la semana pasada dos opciones a los trabajadores: o presentar un Erte, aunque de menor impacto que el presentado el pasado marzo, o tomar otras medidas de ajuste.

 

En concreto, se ha planteado la posibilidad de realizar alguna suspensión temporal de contrato, aunque esta sólo se realizaría en aquellas áreas en las que la pandemia obligara a parar la actividad.

 

También podría contemplarse un aplazamiento de las aportaciones mensuales al plan de pensiones de los trabajadores o una modificación de las primas que los empleados reciben por los títulos conseguidos por el primer equipo. La mesa de negociación se reunirá el próximo viernes, con la ambición de llegar a un acuerdo en las próximas semanas.

 

 

 

 

‘Barçagate’: escándalo judicializado

Otra de las crisis abiertas de la junta saliente es el denominado Barçagate. El escándalo, desvelado por la Cadena Ser en febrero, apuntó directamente al director del área de presidencia, Jaume Masferrer, quien, supuestamente, contrató a I3 Ventures para llevar a cabo un monitoreo de las redes sociales, así como para atacar a los opositores de la junta y a varios jugadores y personas de referencia del mundo culé.

 

El estallido provocó una crisis institucional en el Camp Nou y obligó a la junta de Bartomeu a abrir una auditoría interna realizada por PwC, que descartó que el club hubiera ordenado la creación de las cuentas en redes sociales para desprestigiar a adversarios políticos o a jugadores como Lionel Messi y Gerard Piqué. El escándalo motivó también la dimisión de seis miembros de la junta.

 

En abril, el grupo de socios Dignitat Blaugrana presentó una denuncia por presunta administración desleal y/o corrupción entre particulares y el juzgado de instrucción número 13 de Barcelona la admitió a trámite.

 

En septiembre, los Mossos d’Esquadra informaron a la jueza de que veían indicios de delitos económicos con beneficio personal en el caso, que está bajo secreto de sumario hasta el 10 de noviembre.

 

Buen gobierno: limpiar la imagen del club tras el fiasco del ‘compliance’

Otro desafío al que tendrá que hacer frente la nueva junta es lograr limpiar la imagen del club en lo que se refiere a la gestión interna de sus finanzas. El departamento de compliance del Barça, el que supervisa el buen gobierno de la entidad, ha tenido tres responsables en sus apenas cuatro años de existencia.

 

Sabine Paquer, compliance officer desde 2016 y responsable de poner en marcha el departamento, dimitió en 2019. La ejecutiva se había incorporado al Barça tras una amplia carrera en compañías como EY o Sanofi. Durante el tiempo en que ejerció el cargo el Barça se enfrentó a varios procesos judiciales, como el del fichaje de Neymar Junior, además de peticiones internas de investigación a algunos miembros de la junta directiva.

 

Su sucesora duró todavía menos en el cargo. Paquer fue relevada en 2019 por Noelia Romero, que fue despedida en 2020 en pleno escándalo del Barçagate. Romero, cuya función era la de alertar a la junta de potenciales incumplimientos de las normas de directivos y empleados, se puso a disposición del juez en el caso y animó a los socios a “asegurar el resarcimiento de las pérdidas que se pudieran derivar del caso de I3 Ventures, así como de aplicar las medidas disciplinarias pertinentes”. Desde julio, el cargo de compliance officer recae en Mireia Simona, que se incorporó al club tras siete años en Thompson Reuters