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Del auge de la cantera al ‘campo atrás’ inmobiliario: nueva etapa en ‘La Penya’

El relevo de Jordi Villacampa al frente del Divina Seguros Joventut marca un antes y un después en la gestión del club, que por fin ha resuelto todos sus problemas económicos.

Guillermo G. Recio

26 abr 2017 - 04:59

Son muchos los éxitos y las derrotas registradas tras casi 20 años dirigiendo La Penya, tanto en la pista como fuera de ella. Jordi Villacampa dejará paso a otro exjugador del club, Juanan Morales, para ocupar la presidencia de unos de los clubes más emblemáticos de la ACB.

 

Durante todo este tiempo han pasado cientos de jugadores y decenas de entrenadores, pero siempre bajo un mismo patrón: filosofía de cantera. Ello es lo que llevó al ahora Divina Seguros Joventut de Badalona a conseguir una Copa del Rey, una Eurocopa de la Fiba, una Copa Uleb y tres Ligas Catalanas.

 

Esta idea también ha tenido nombres propios, como Ricky Rubio y Rudy Ferndández, los ejemplos más claros de los límites de la formación del club verdinegro, la NBA. Muchos otros son los que compiten hoy en día en los equipos de la zona noble de la Liga Endesa, así como varios entrenadores que antes de formaron en sus categorías inferiores.

 

Junto a la entidad de Badalona sólo se encuentra el Estudiantes, algo que aprovecharon ambos clubes para crear una fundación que fomenta el crecimiento de sus canteras. En el caso del Joventut, además de conseguir patrocinadores gracias a su filosofía, fue un poco más allá pidiendo apoyo financiero a los aficionados al baloncesto cuando peor marchaban los asuntos económicos.

 

 

El repetido tantas veces por Villacampa como We Save Joventut Model fue una de las acciones que ayudaron, en parte, a recuperar la estabilidad financiera de la entidad, que años antes se declaró en concurso de acreedores para evitar la liquidación. Deudas, embargos y terrenos paralizados que parecían no tener solución mientras iban pasadno temporadas y las obligaciones financieras limitaban su capacidad de inversión en la pista.

 

Precisamente, los resultados económicos del Divina Joventut durante las últimas temporadas no fueron negativos, pero los compromisos de la deuda hicieron mella en su presupuesto. En la temporada 2015-2016, la actividad asociada al baloncesto generó unos ingresos de 4,02 millones de euros, con un beneficio operativo de casi 200.000 euros.

 

Sin embargo, las amortizaciones del inmovilizado, los costes financieros asociados a la deuda y los recargos de Hacienda provocaron que los números rojos de la SAD casi se duplicaran en comparación con 2014-2015, hasta 706.000 euros.

 

El propio Villacampa justificó hace unos meses el por qué se invirtió en su momento en activos ajenos al deporte, cuestión que por la que pasaron de ser una potencial solución a ser el origen de los problemas del club tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. "No podíamos competir sin ingresos extraordinarios por cómo está organizada la ACB", defendió.

 

El exjugador criticó que muchos clubes de la liga española elaboran su presupuesto en base al "fútbol, cajas de ahorro y dinero público, por eso hemos tenido que hacer cosas complicadas. No estábamos endeudados por comprar jugadores para jugar a baloncesto".

 

Estas palabras las pronunció Villacampa en la presentación del acuerdo con el Ayuntamiento de Badalona, que ponía punto y final a los contratiempos económicos. El club de la ACB consiguió traspasar la propiedad del Club Esportiu Mas-Ram, la triangulación perfecta para que del verano a ahora hayan reducido su deuda de unos 10 millones a 2,4 millones de euros.

 

Esta serie de pactos llevaron a la conclusión de una serie de negociaciones iniciadas a finales de 2016 por el presidente antes de abandonar el cargo y amenazar con la liquidación del histórico club. El primer problema que se resolvió fue la venta de una parcela en el barrio del Pomar a Mercadona, con lo que se canceló la hipoteca que pesaba sobre este activo con Bankia y se adelantó parte de la deuda con Hacienda.

 

Pese al interés de la cadena de supermercados, tuvieron que pasar varios años y diferentes trámites burocráticos para formalizar la operación, con los contratiempos económicos que supuso para el club, que llegó a presentar concurso de acreedores.

 

Muestra de ello es que la inyección de liquidez que supuso la venta de esta parcela permitió lograr un acuerdo singular con la Agencia Tributaria para poner punto y final a uno de los mayores quebraderos del club de baloncesto, que en los últimos meses incluso había sufrido embargos ante la dificultad de cumplir con los vencimientos.

 

 

Nueva etapa, nuevos retos

 

Juanan Morales cogerá las riendas de un club encarrilado hacia la solvencia, pero aún quedan muchos flecos por resolver, como la apertura de nuevas fuentes de ingresos para competir en la ACB y tratar de clasificarse para competiciones europeas. El aumento de los patrocinadores, empezando por el socio principal, ya se ha venido trabajando, pero todavía hay varios campos que potenciar.

 

Uno de ellos es la necesidad de elevar sus ingresos por día de partido, lo que implica una mayor asistencia el Olímpic de Badalona. La Penya se encuentra a la cola de aficionados por encuentro, con una media de 4.934 espectadores hasta marzo. Y los márgenes para crecer no son pequeños, ya que dispone de uno de los escenarios con más capacidad de la ACB, con alrededor de 12.500 asientos.

 

Estas líneas de trabajo serán algunas de las que ayudarán a retener el talento que han tenido que ir vendiendo durante las últimas campañas. Y es que no habrá mayor logro que volver a competir en Europa con un equipo canterano. De momento, el siguiente y más inmediato objetivo: la permanencia en la ACB.