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De Microsoft a Alibaba: ¿quiénes son los propietarios de una NBA al alza?

La NBA como marca ha crecido a pasos agigantados durante los últimos cinco años y el valor de los equipos se ha triplicado en este tiempo. Ejemplo de dicho crecimiento son las ventas de Los Angeles Clippers, Atlanta Hawks y Houston Rockets entre 2014 y 2017 por una suma entre las tres superior a los 5.000 millones de dólares.

Álvaro Falcó

11 may 2018 - 04:59

 

 

La liga estadounidense de baloncesto cuenta por primera vez en su historia con todas las franquicias valoradas por encima de los 1.000 millones de dólares (823 millones de euros). La evolución histórica de la NBA en los últimos 30 años comienza con Michael Jordan, pero actualmente no se conoce su techo, con una valoración media de los equipos en 1.650 millones de dólares (1.358 millones de euros), un 22% más respecto al año pasado, de un negocio con buenas perspectivas gracias a su apuesta digital. El crecimiento de la competición en el último lustro marca un cambio en la sociedad estadounidense.

 

Gran parte de este crecimiento se debe al buen estado de salud económico de la competición y a las oportunidades que ofrece un producto internacional como es el baloncesto. El reciente acuerdo con Nike por ocho años y alrededor de 1.000 millones de dólares, el contrato televisivo con ESPN y TNT para nueve temporadas y 24.000 millones de dólares (19.753 millones de euros), así como la novedad de que los equipos pudieran lucir publicidad en las camisetas, ha supuesto una subida vertiginosa en la revalorización de la marca NBA para todo aquel que pueda permitirse comprar una franquicia hoy en día.

 

El primero en sacar la cartera fue Steve Ballmer, exdirector general de Microsoft, quien compró Los Angeles Clippers a Dorlan Sterling en 2014 tras el escándalo racista que puso a la NBA en alerta y que le obligó a vender al expropietario. La cifra récord en aquel momento de 2.000 millones de dólares (1.493 millones de euros por entonces) marcó un antes y un después en la liga. En el precio de compra influyó, sobre todo, la localización al tratarse de un mercado como Los Ángeles, ya que en cuatro años su valor ha aumentado en menos de un 10%, un dato a la baja comparado con la tendencia de la liga.

 

 

 

 

Una de las adquisiciones más recientes de franquicias han sido la de Atlanta Hawks en 2015 por 730 millones de dólares (610 millones de euros actuales). La operación fue a cargo de una firma de inversión liderada por Antony Ressler, después de que el anterior dueño, Bruce Levenson, se viera también envuelto en una polémica racial. La venta récord la cerró el empresario Leslie Alexander, quien compró en 1993 los Houston Rockets por 85 millones de dólares y que consiguió venderlo por 25 veces su inversión este pasado verano. El nuevo propietario del club texano, Tilman Fertitta, pagó la cifra de 2.200 millones de dólares (1.835 millones de euros). Fertitta es dueño de la empresa de juego Golden Nugget Casino y la cadena de restaurantes Landry’s.

 

Apenas hace un mes Joseph Tsai, cofundador de Alibaba, adquirió el 49% de las acciones de los Brooklyn Nets al multimillonario ruso Mikhail Prokhorov por la cantidad de 1.000 millones de dólares, situando la valoración del equipo neoyorkino alrededores de los 2.300 millones de dólares. La explotación comercial del recinto deportivo ha quedado excluida en la venta al emprendedor canadiense. Prokhorov compró en 2010 el 80% de las acciones y el 45% del Barclays Center por 365 millones de dólares, haciéndose con el 100% de ambas entidades cinco años después pagando 285 millones de dólares. El empresario ruso tiene previsto desprenderse del resto de las acciones antes de 2021.

 

Otro ex de Microsoft, en este caso cofundador de la compañía, Paul Allen, decidió adquirir los Portland Trail Blazers hace ya 30 años por 70 millones de dólares, aunque hoy su valor acorde a Forbes es de 1.300 millones de dólares (1.070 millones de euros). En la década de los años 80 hubo más cambios en la propiedad de varios equipos. Los Utah Jazz fueron comprados por Larry H Miller Group, una compañía de concesionarios, cines y servicios financieros entre otros, que pagó en su día 24 millones de dólares. Los hermanos Simon, desarrolladores de inmuebles y especializados en centros comerciales, se hicieron con la mayoría de los Indiana Pacers por tan sólo 11 millones de dólares en 1983, cuando ahora cotiza a 1.175 millones de dólares.

 

 

 

 

Jerry Reinsdorf, empresario en el sector del inmueble y dueño de los Chicago Bulls desde 1985, pagó en su momento 16 millones de dólares por el equipo, justo un año después de que Michael Jordan aterrizase en la NBA y cuando ya era propietario de los Chicago White Sox de la MLB. En 1988, la liga se expandió y aparecieron los Miami Heat, adquirido por Micky Arison a cambio de 33 millones de dólares gracias a la compañía de su padre, Carnival Corporation, dedicada a organizar cruceros y viajes de ocio.

 

Entre la década de los 90 y mediados de los 2000 es cuando se produce el gran incremento en valor de las franquicias de baloncesto. Richard DeVos, fundador de la compañía de márketing Amway, adquirió los Orlando Magic en 1991 por 85 millones de dólares, y Glen Taylor, dueño de una firma de impresión, pagó 89 millones de dólares en 1995 por los Minnesota Timberwolves.

 

Como excepción a lo habitual, tanto en aquellos años como en la actualidad, el valor de equipos como New York Knicks y Los Angeles Lakers, siempre ha estado en otro nivel gracias a estar en dos ciudades muy vinculadas al entretenimiento. James Dolan, director general de Cablevision, se hizo con los Knicks por 300 millones de dólares en 1995. Mientras que el empresario Philip Anschutz pagó 268 millones de dólares por tan sólo la tercera parte de los Lakers en 1998, que actualmente estaría valorada en 1.100 millones de dólares.

 

 

 

 

Ya entrados en los 2000, la valoración de las franquicias se llegaría a cuadriplicar respecto a diez años antes. El fenómeno de márketing que supuso la pareja Nike y Michael Jordan allanó el camino para otras superstrellas de la época como Allen Iverson, Kobe Bryant y LeBron James, con una enorme influencia en los seguidores del baloncesto. Asimismo, la internacionalización de la liga con jugadores como Pau Gasol, Dirk Nowitzki y, sobre todo, la estrella china Yao Ming, abrió un mercado lleno de oportunidades de comercialización para la liga.

 

El histriónico propietario de los Dallas Mavericks, Mark Cuban, cofundador del portal de videos Broadcast.com que vendió a Yahoo por 5.700 millones de dólares en 1999, adquiría la franquicia de la NBA por 280 millones de dólares un año después. Los Boston Celtics, el equipo más laureado de la historia, sería comprado en 2002 por un grupo liderado por Wycliffe Grousbeck, dueño de una firma de capital de riesgo, poniendo en la mesa la cantidad de 360 millones de dólares. Otro notorio dueño de la NBA, Dan Gilbert, cofundador de la compañía prestamista hipotecaria Quicken Loans, pagó 375 millones de dólares en 2005 por los Cleveland Cavaliers justo cuando despegaba la leyenda de LeBron James.

 

La evolución del valor de los equipos se mantuvo estable y crecía poco a poco hasta antes de la llegada de Steve Ballmer, quien rompió el mercado por completo. Una franquicia como los Golden State Warriors, dos veces campeones de la NBA en los últimos tres años y que ha ganado una popularidad enorme que se mide en ventas de camisetas, fue comprada en 2010 por Joe Lacob y Peter Guber a cambio de 450 millones de dólares. Ocho años después, la marca Warriors está cifrada en 3.100 millones de dólares, casi siete veces más.

 

 

 

 

Actualmente, el estado de salud de la NBA es pleno. Los nuevos acuerdos con Nike y por los derechos audiovisuales sustentan la liga y a cambio los números de audiencia respaldan esta apuesta por el baloncesto. Los Playoffs, que se están disputando ahora mismo, han seguido la tendencia de la temporada regular y han obtenido los mejores resultados de audiencia durante la primera ronda desde 2014, con los diferentes canales de televisión promediando 3,15 millones de espectadores.

 

Aún lejos de destronar al fútbol americano como el deporte rey en la sociedad estadounidense, esto es sintomático de una tendencia a la alta entre un público del futuro atraído por la pelota naranja y una liga que abraza los aspectos políticos y sociales, al contrario que la NFL, que ve como baja su audiencia por segundo año consecutivo y es golpeada por el propio presidente de Estados Unidos. La NBA ha sabido aprovecharse de la internacionalización del baloncesto para expandir sus fronteras, y es que cuanto más ventanas se abran al negocio mejor producto se podrá ofrecer, convirtiéndose en una liga autosuficiente y que ahora mismo no tiene techo.