Ángel Haro asume la presidencia del Betis tras el choque accionarial

La cohesión interna que existía en el consejo de administración del Real Betis para poner fin a la era Lopera empieza a resquebrajarse. Juan Carlos Ollero, presidente verdiblanco desde finales de 2014, anunció ayer su dimisión precisamente por "las diferencias sobre la negociación" con el exmandatario y uno de los principales accionistas, acusado ahora por varios delitos. La presidencia ha sido asumida hoy por Ángel Haro, que hace unos días dimitió de la recién creada comisión ejecutiva para agilizar la toma de decisiones.

Ollero criticó que esa idea no convenció a varios consejeros, sobre los que consideró que "representan el fútbol antiguo, creen que el fútbol es el fútbol de sus padres, que los consejeros tienen que pasearse por los vestuarios y dar recomendaciones técnicas a la dirección deportiva o a quien sea". "Creen que hay que pisar el césped cada vez que se va a un estadio, es un fútbol y una forma de ver el Betis con la que no estoy de acuerdo”, ahondó sobre sus críticas que indirectamente aludían a las plataformas de socios minoritarios presentes en el consejo.

Ángel Haro, quinto máximo accionista accionistas y que abanderó la candidatura que se impuso en la última junta de accionistas, ha asegurado asumir el cargo "con orgullo y responsabilidad", después de que Ollero desvelara que su predecesor había renunciado a ponerse al frente de la entidad en varias ocasiones. José Miguel López Catalán, vicepresidente y otro de los que lideró la candidatura ganadora, seguirá a su lado en esta nueva etapa.

Está por ver ahora qué sucederá con la comisión ejecutiva,con la que el Betis aseguró que "refuerza su estructura para garantizar una mayor unidad y eficacia en la gestión de la Sociedad en aras de conseguir los objetivos marcados y cumplir los compromisos adquiridos ante los accionistas y la afición", indicaron entonces en un comunicado.

El conjunto andaluz cerró la temporada 2014-2015 con un beneficio neto de 1,53 millones de euros, si bien es cierto que todo se debe a un apunte contable fruto de la activación de bases imponibles negativas por las pérdidas acumuladas en ejercicios anteriores. En realidad, descontado este efecto, las cuentas anuales del año del ascenso revelan unas pérdidas operativas de 3,1 millones de euros.