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Al Celta le salen las cuentas: cumple con el beneficio y rebaja a 3,8 millones su deuda

M.M.A.

17 abr 2015 - 19:29

Las preocupaciones del Celta de Vigo vuelven a estar únicamente en el terreno de juego. Desde que el club gallego levantara el concurso de acreedores y diera un vuelco a su gestión, los números vuelven a salir. El presidente, Carlos Mouriño, ha asegurado hoy que a día de hoy ya han cumplido con el objetivo de lograr un beneficio neto de 3,6 millones de euros, y que la deuda concursal pasará de 8,9 millones a 3,8 millones de euros al cierre de la temporada 2014-2015.

 

El dirigente ha recordado que las cifras no son definitivas, ya que están sujetas a lo que pueda suceder en la recta final de la campaña (traspaso de jugadores, pago de primas si entran en Europa...), pero que en principio estarán "por encima del presupuesto". En este sentido, ha recordado que han logrado rebajar en tiempo récord una deuda concursal de 40 millones (en parte, gracias a las quitas que acordó) y que, además, por fin han cancelado los préstamos participativos por 3,9 millones que mantenían con Abanca. "Es para estar contentos", ha defendido.

 

Mouriño ha recordado que apenas exige margen para mejorar los ingresos, más allá de lo que puedan percibir de más cuando se negocio el nuevo contrato televisivo. Por esta razón, ha argumentado que no harán ninguna locura para retener a jugadores que opten a mejoras salariales, como Michael Krohn-Dehli, ya que poco podrán subir respecto a los 34 millones de euros que  mueve por temporada.

 

El club defiende priorizar ahora algunas mejoras patrimoniales, como la remodelación de Balaídos o la compra de un edificio corporativo en el centro de Vigo. El Celta ha presentado una oferta de 5 millones de euros por la sede del Círculo Mercantil, en una zona céntrica de la ciudad, con la intención de acercar el club a la población. "Algunos pueden verlo como un gasto", lamentó, para después enfatizar que generará un ahorro mensual de 16.000 euros en alquileres y permitirá trasladar allí a los jóvenes de la residencia celeste, que actualmente se hospedan en una escuela de Pontevedra, con el consecuente gasto que supone el alquiler y los traslados diarios de los niños.