Fitness

Nacho Usera (SmartFit): “El efecto sorpresa del usuario con el ‘low cost’ ha desaparecido”

El socio fundador y consejero delegado de SmartFit analiza en Palco23 la evolución del sector del fitness español.

Patricia López

21 jun 2017 - 04:57

 

SmartFit ha sido uno de los operadores que más ha crecido en los últimos años. Fundada en 2013 al calor del low cost, la compañía abrió su primer gimnasio en 2014 y, tres años después, ya opera cuatro centros en este segmento, el que más creció durante la crisis económica. “Todo empezó en 2012, cuando vimos que el bajo coste se había convertido en una tendencia cada vez más presente en el mercado, quizás por la rebaja del precio del alquiler derivado del estallido de la burbuja inmobiliaria”, explica a Palco23 sobre los orígenes de la cadena Nacho Usera, fundador y consejero delegado.

 

En un mercado cada vez más atomizado en el que el precio del alquiler va al alza, la cadena no renuncia a las aperturas, pero va paso a paso. “No tenemos prisa y conocemos nuestras opciones. Ha surgido la ocasión de abrir en el centro de Madrid, pero nos hemos echado atrás por el precio”, detalla sobre la estrategia de crecimiento de la empresa, que la ha llevado a ubicarse en el extrarradio de la capital española como Coslada y el Barrio del Pilar, en Madrid, el municipio de San Fernando, en Cádiz y lejos del centro de Málaga.

 

Pese al paulatino aumento de precios del metro cuadrado y de la competencia, SmartFit se ha posicionado en el sector, un objetivo que según Usera se debe a la calidad del servicio. “Prestamos mucha atención a los recursos humanos. Somos un low cost pero intentamos garantizar el servicio de alta calidad”, indica.

 

 

Es así como SmartFit se ha hecho un hueco en un mercado en el que “el efecto sorpresa del usuario ha desaparecido”. Según el directivo, “antes los clientes se inscribían en masa porque les parecía una locura esta oferta de fitness a precios tan ajustados. Ahora no es así, pero creo que el modelo se va a mantener en el tiempo”, aunque admite excepciones. “Están empezando a desaparecer las cadenas que ajustaban mucho el precio a cambio de un servicio menos cuidado”, advierte.

 

De ahí que la compañía, que cuenta con una plantilla de 47 trabajadores, haya convertido el trato personalizado en uno de sus valores diferenciales. “No ofrecemos clases virtuales, sino presenciales. Es una manera de decirle al cliente que nos gusta el trato personal”, explica sobre una fórmula que les diferencia de otras empresas como Basic-Fit o McFit. Pese al carácter presencial de su oferta, la enseña también se vale de la tecnología para plantar cara al alto índice de rotación del 90% que caracteriza al low cost.

 

 

“Hemos apostado por las máquinas de Technogym, la tecnología MyWellness e indicadores de gestión sin los cuales no sabría dirigir”, explica sobre la relevancia de la digitalización en el día a día de la empresa. Para Usera, el sistema del fabricante italiano, que elabora planes de entrenamiento personalizado y supervisados por los instructores, ha sido vital para retener a sus clientes. “A día de hoy, el 43% de nuestros usuarios de Cádiz y Málaga utilizan esta plataforma, hace un mes lo hacían un 30%. Gracias a este sistema fidelizamos al 60% de los usuarios”, apunta.

 

Mantener la cartera de clientes es fundamental para sostener la operativa de una compañía, SmartFit, que vende abonos mensuales por entre 20,75 euros y 30,75 euros, en función de la instalación. “Antes de apostar por el bajo coste, me sorprendió que se pudiera conseguir rentabilidad con precios tan reducidos, ya que yo venía dirigir una instalación en régimen de concesión cuya cuenta de explotación era muy ajustada debido a los elevados costes de mantenimiento”, explica. Para Usera, el ABC de la estrategia de un low cost está en el servicio al cliente, pero también en “optimizar procesos e invertir de manera inteligente”.

 

Tres años después de la puesta en marcha del negocio, Usera espera que 2017 sea el año de la consolidación de sus dos clubes en Andalucía, que abrieron el año pasado, y del crecimiento en sus centros madrileños, en los que prevé facturar un 5% más que el año pasado. Con una cartera de clientes de en torno a 11.000 abonados, la cadena espera ingresar 2,9 millones de euros en 2017.