Entorno

Gimnasios públicos y ‘low cost’: ¿cómo afecta la brecha salarial al deporte madrileño?

Cuanto menor es el nivel socioeconómico de una zona residencial, menor es su oferta de centros deportivos, según un estudio de la Universidad de Alcalá. Distritos madrileños como Villaverde o Usera, en la zona sur, son en los que se produce una menor concentración.

Álvaro Carretón

17 jul 2019 - 04:59

Cuanto menor es el nivel socioeconómico de una zona residencial, menor es su oferta de centros deportivos, según ha determinado un estudio de la Universidad de Alcalá. Distritos madrileños como Villaverde o Usera, en la zona sur, son los que disponen de menos gimnasios.

 

 

La desigualdad entre los barrios de Madrid no se limita sólo al nivel de renta de sus habitantes. Los servicios que se prestan en cada uno de ellos varían en función de su estatus socioeconómico, un factor que también afecta de forma directa al deporte. Los operadores privados, que concentran el 90% de la oferta de centros destinados a la práctica de ejercicio físico, tienen una menor presencia en este tipo de zonas residenciales, mientras que las instalaciones públicas se reparten de forma equilibrada y no se ven afectadas por la brecha salarial.

 

La zona que se encuentra dentro de la M-30, de mayor nivel socioeconómico y donde la renta bruta media supera los 40.000 euros, es la que concentra un mayor número de instalaciones deportivas privadas, según un estudio de la Universidad de Alcalá, que ha tenido como muestra 125.427 portales residenciales de la ciudad.

 

Por el contrario, en localizaciones del sur de Madrid, como Villaverde o Usera, la renta media bruta no supera los 23.000 euros anuales y la densidad de gimnasios es inferior, aunque en los últimos años se ha experimentado un leve aumento de los low cost.

 

 

 

 

En total se han contabilizado 595 centros deportivos, de los cuales sólo 63 pertenecen al segmento de bajo coste, es decir, con tarifas mensuales inferiores a los 30 euros. Sin embargo, son los que mayor cuota de penetración tienen, y también los que mayor superficie total acaparan. En total, cada portal de pisos cuenta con al menos dos centros deportivos a menos de 1.000 metros, aunque la oferta disponible sube a más de cinco centros en un 50% de los casos.

 

Sin embargo, y pese a que pueda parecer lo contrario, son los que más alejados están de media de cada edificio de viviendas, con una accesibilidad que el informe cifra en 1.092 metros, por encima de los 1.058 metros de centros públicos, los 611 metros de los gimnasios privados y los 594 metros de los boutique.

 

Por otro lado, todos los portales disponen de un mínimo de dos instalaciones deportivas en un radio de un kilómetro, aunque la mitad no dispone ni de centros públicos ni de gimnasios low cost en ese alcance. Sin embargo, la otra mitad, que se identifica con una renta per cápita superior cuenta con un mínimo de cinco puntos para hacer ejercicio físico en la misma distancia.

 

 

 

 

Pese a que la disponibilidad de instalaciones deportivas es menor en los barrios pobres, la proximidad a estas es mayor que en los sectores ricos. Esto supone que los centros de las localizaciones humildes están más dispersos. Este dato tiene poca relevancia en el estudio, puesto que “la diferencia en la cercanía de los gimnasios entre los distintos distritos de la ciudad se reduce a unas decenas de metros”, indican.

 

Según el mismo, “una menor competitividad entre los ofertantes es algo que podría derivar en una peor calidad de los servicios, acompañada de precios menos competitivos”. Estos condicionantes repercuten en los habitantes de las zonas de menor nivel socioeconómico de Madrid, que no tienen los mismos medios que sus convecinos de otros barrios para hacer ejercicio físico. Todo ello mientras otros informes indican que los habitantes estarían dispuestos a pagar más por su futura residencia si tiene un gimnasio cerca.

 

De ahí que los promotores del estudio señalen que es necesario “un aumento de instalaciones deportivas en aquellas áreas más desfavorecidas, en forma de nuevas instalaciones deportivas gratuitas o con un bajo precio mensual”. No es una elección baladí, pues los autores del informe creen que “hay evidencia de que las instalaciones deportivas con precios variables (como pago por sesión) suponen una barrera de acceso para las poblaciones con menor nivel socioeconómico”.