Entorno

Evi Pappa (UC3M): “El 2023 promete ser uno de los años más desafiantes en décadas”

La economista griega especializada en política monetaria y macroeconomía señala que la adaptación a la nueva economía sostenible traerá subidas de costes que se transferirán de las empresas a los consumidores.            

Evi Pappa (UC3M): “El 2023 promete ser uno de los años más desafiantes en décadas”
Evi Pappa (UC3M): “El 2023 promete ser uno de los años más desafiantes en décadas”
“Algunas empresas tendrán que ajustar su producción ante una caída de las ventas”

Marta Tamayo

19 ene 2023 - 05:00

Más inflación, pero esta vez será verde. La transición ecológica necesaria para hacer frente a la crisis climática traerá un aumento de costes para las empresas que acabará repercutiendo al consumidor. Así lo ha explicado Evi Pappa, economista griega y profesora de la Universidad Carlos III de Madrid. Las políticas fiscales serán las únicas capaces de atenuar el golpe ante una Europa con divergencias en inflación y sostenibilidad y un Banco Central Europeo (BCE) con pocas herramientas para combatirlo, según señala la economista. “El 2023 promete ser uno de los años más desafiantes en décadas”, advierte Pappa, que, a pesar de la incertidumbre, cree que Europa atravesará una recesión breve.

 

Pregunta: ¿Cuáles serán los retos económicos de 2023?

 

Respuesta: La incertidumbre y el equilibrio frágil de la economía. En el último año, la zona euro ha ido subiendo los precios y existe mucha incertidumbre sobre cómo se va a comportar la inflación, que ya no depende sólo de los precios energéticos. La Unión Europea (UE) comienza en 2023 con una guerra a las puertas de su casa, un Banco Central Europeo (BCE) duro, incertidumbre política. El 2023 promete ser uno de los años más desafiantes en décadas. Creo que tendremos una recesión breve, pero es difícil hacer predicciones válidas.

 

 

P.: ¿Qué nuevos eventos pueden hacer incrementar la incertidumbre este año?

 

R.: La incertidumbre siempre es alta en una recesión. Hay varios factores que pueden empeorarlo, como el deterioro de la geopolítica, con el conflicto de China y Taiwán y el de Ucrania y Rusia en el centro. Además, el invierno no ha pasado todavía y podemos aumentar más la demanda de energía, teniendo que recurrir al racionamiento de energía para usos industriales en algunos países como Alemania. En lo político, desde Europa están atentos a la política italiana, dudosos de si con la nueva primera ministra hará los cambios que les piden. Aun así, también existen perspectivas positivas, como la apertura de China, que puede mejorar las exportaciones de los países europeos, en especial de Alemania. También puede desescalar el conflicto en Ucrania, no sé, igual muere Putin y se produce una caída del precio del gas natural. Eso deshincharía la inflación y puede hacer relajar la política del BCE, es difícil hacer predicciones.

 

 

 

 

P.: En materia de política monetaria, ¿qué dificultades enfrenta Europa?

 

R.: La dispersión de la tasa de inflación. En Europa existe una gran diferencia entre la tasa de inflación de los distintos países del Eurogrupo, y sin embargo hay un solo banco central. Entre España y Estonia existen diferentes estructuras de las economías y entornos institucionales diversos, con distintas regulaciones de precios y un mix energético muy diferente. Alemania registra cambios suaves porque trabaja con precios a largo plazo, mientras que Grecia o Países Bajos sufrirán cambios más drásticos. Estas diferencias no van a desaparecer, lo que dificulta la acción del BCE, que poco puede hacer ante esta situación. La herramienta que queda para hacer frente a estas divergencias es utilizar la política fiscal de cada país, esto es un reto de política.

 

 

P.: ¿Qué medidas fiscales puede emprender España?

 

R.: Adoptar estrategias fiscales que reduzcan las presiones inflacionarias y la deuda a corto plazo. La reducción del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) me parece una buena política para ello. Otra medida efectiva es otorgar subsidios a los empleados de los sectores más afectados. Así frenas la crisis del coste de vida sin subir sueldos, una acción más irreversible. Se trata de una medida a corto plazo más flexible, ya que los salarios son rígidos a corto plazo. Así se consigue disminuir la inflación sin que tenga que intervenir la política monetaria.

 

 

P.: ¿Cómo pueden prepararse las empresas? 

 

R.: Tienen que aumentar las reservas de efectivo. Les va a ayudar a no depender tanto de los préstamos. Además, es el momento de revisar los préstamos de tasa variable y llegar a acuerdos de tipo fijo por saber con exactitud sus gastos. Si hay empresas que tienen planeado generar grandes compras, recomiendo hacerlo ya. Es el momento de ir a los mercados de futuro y comprar arbitraje. Algunas empresas tendrán que ajustar su producción ante una caída de las ventas. Una de las estrategias para afrontar esta nueva situación puede ser traspasar a la economía verde.

 

 

 

 

P.: En una de sus investigaciones afirma que la inflación debido a la transición verde es inevitable. ¿Será muy traumático el cambio?

 

R.: Vamos a pasar de una economía sucia hacia una verde y esto supone un gran reto económico. Las empresas tendrán que modificar algunos aspectos de su producción y va a repercutir en la inflación. Adaptarse a esta nueva economía traerá costes para las empresas que acabarán repercutiendo al consumidor, es lo que llamamos greeninflation y aparecerá en unos cinco años.

 

 

P.: ¿Cuánto tiempo se mantendrá la subida de precios?

 

R.: Para economías emergentes, pequeñas y abiertas vamos a tener dos tres años difíciles después y la inflación empezará a caer. Se va a mantenerse por arriba del 4% unos diez años. El pico se producirá entre el segundo y el tercer año, cuando puede alcanzar el 8%, luego se rebajará al 5%.

 

 

P.: ¿Qué puede hacer la política monetaria ante esta nueva inflación?

 

R.: Vamos a tener inflación verde seguro y la política monetaria poco puede hacer. Una vez más, serán las políticas fiscales las que pueden frenar el golpe, hasta cierto punto. La inversión pública en proyectos verdes es lo único que puede ayudar. A escala europea, las divergencias le volverán a jugar en contra al BCE.