Entorno

Davos concluye con la máxima de no confundir la esperanza con el optimismo

Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, advirtió que pese a que las previsiones económicas han mejorado y la inflación se ha moderado, “no se puede pasar de ser demasiado pesimista a demasiado optimista”.       

Davos concluye con la máxima de no confundir la esperanza con el optimismo
Davos concluye con la máxima de no confundir la esperanza con el optimismo
“No pasemos de ser demasiado pesimistas a ser demasiado optimistas"

A. Martínez / M. Tamayo

23 ene 2023 - 05:00

Davos concluye con optimismo contenido. Los líderes mundiales ya han hecho las maletas y abandonado el Foro Económico Mundial con la convicción de que no hay que confundir la esperanza con el optimismo y que, pese a la moderación de la inflación, la mejora de las expectativas y la reapertura de China, el mundo deberá bordear de nuevo en 2023 el abismo de la incertidumbre.

 

“No pasemos de ser demasiado pesimistas a ser demasiado optimistas”, advirtió Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), en la charla Perspectivas económicas mundiales: ¿Es el fin de una era?, que cerró la semana en Davos. “Estamos mejor, lo cual no significa que estemos bien, hemos sufrido el tercer crecimiento más bajo en diez años y la confianza está en riesgo permanente”, añadió.

 

Uno de los motivos que han sustentado hasta ahora la economía mundial y que se posicionó como una de las pocas fortalezas de 2022 fue el empleo. “Que no haya ascendido el paro ha provocado que el consumo se mantenga estable: no es lo mismo enfrentarse a la inflación con un sueldo que sin él”, explicaba Georgieva, quien advirtió que si los tipos de interés siguen subiendo el empleo podría resentirse

 

Christine Lagarde, presidente del Banco Central Europeo (BCE), exigió durante su intervención que los gobiernos de la zona euro apliquen más medidas para contener el alza en los precios y no obligar a la entidad monetaria europea a sumergirse en una espiral alcista de los tipos de interés.

 

 

La presidenta del BCE añadió que este año los gobiernos, las empresas y los hogares deben seguir el camino de la resiliencia, añadiendo, en la misma línea que Georgieva, que “ve cierta mejora, ya que la situación no es tan mala como se temía”, asumiendo que “2022 ha sido un año muy extraño en cuanto te fijas un poco”.

 

El exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence H. Summers, hizo saltar las alarmas apuntando hacia los bancos centrales. “Si las tasas siguen subiendo, reducir la inflación significará hundir a las economías a una recesión que repercutirá en todos los trabajadores, como en la década de 1970”.

 

La semana en que Japón ha decidido mantener en negativo los tipos de interés, Haruhiko Kuroda, gobernador del Banco de Japón (BOJ), detalló que mantendrá la actual política monetaria para alcanzar una inflación del 2% de manera “sostenible”, pronosticando un alza en los salarios y solicitando tiempo para hacer efectivas sus medidas.

 

La ronda de intervenciones concluyó con la participación de Bruno Le Maire, ministro de Economía francés, quien añadió que “estamos en una nueva era de la globalización, que ya no está marcada por el mercado, sino por la política”, añadiendo que “Europa no debe inmiscuirse en un enfrentamiento entre China y Estados Unidos, sino forjar su propio camino”.

 

‘Greatest hits’ de la cumbre suiza

Tras las puertas de los grandes salones de conferencias de la localidad suiza, otro discurso reinaba en Davos. Activistas por el clima, entre los que se encontraba Greta Thunberg, se manifestaron el viernes frente a la cumbre, acusando a las élites de su inacción por atajar la crisis climática. La activista sueca, que había sido detenida días antes en Alemania durante otra manifestación, permaneció en silencio dejando el micrófono a sus compañeras, que tildaron al encuentro de “delirio”, “horrendo” y “ridículo”.

 

Aunque al otro lado de los muros, resguardado del invierno suizo, el discurso del exvicepresidente de Estados Unidos Al Gore se sumaba a la voz de alarma, alertando que el mundo verá millones de refugiados este siglo. “Miren la xenofobia y las tendencias políticas autoritarias que han surgido por unos pocos millones de refugiados”, exclamaba.

 

Más allá del discurso de Thunberg, se hicieron notables otras ausencias. La edición pospandémica de Davos no contó con la participación del presidente de la primera economía mundial, ni de la segunda. Joe Biden y Xi Jinping coincidieron en quedarse en casa, alejados del frío suizo. También han optado por no acercarse a los Alpes el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; el presidente francés, Emmanuel Macron, y el premier británico, Rishi Sunak. 

 

 

Quien sí que ha hecho acto de presencia, pero de forma virtual, ha sido Volodimir Zelensky. El presidente ucraniano ha recorrido en el último año los salones más poderosos del mundo a golpe de Zoom y también ha estado presenta en la conferencia del World Economic Forum (WEF). El mandatario hizo un llamamiento a los líderes del mundo para que haya más rapidez a la hora de transferir armas al país en conflicto, advirtiendo que “la tiranía avanza más rápido que las democracias”. La guerra estuvo presente en las charlas de Davos, cuyo lema este año era Cooperación en un mundo fragmentado.  

 

Hasta cincuenta jefes de Estado y de Gobierno y 19 gobernadores de bancos centrales y otros tantos ministros de comercio y de exteriores y responsables de entidades supranacionales como el Fondo Monetario Intencionalidad (FMI), Naciones Unidas Unidas (ONU) o la Organización Mundial del Comercio (OMC) se cruzaron por los pasillos del salón de conferencias de la localidad suiza. El encuentro ha hecho récord en asistencia en directivos, que han llegado a 1.500 de 700 organizaciones diferentes.

 

Entre ellos, unos cuantos han protagonizado los titulares los últimos siete días. El secretario general de ONU, António Guterres, criticó la actitud de China y Estados Unidos, a los que pidió que dejen de fomentar con su “creciente división” una “fractura millonaria”. Por su parte, el vicepresidente chino, Liu He, se trasladó a Davos para advertir a mercados y dirigentes que “China ha vuelto”, tras la reciente apertura del país, que está generando una oleada de contagios. Pero muy de cerca le siguió el ministro indio, que voló hasta Suiza para avisar a las élites de que ellos pueden ser la nueva fábrica del mundo. “La cadena de suministro de componentes está llegando a la India”, aseguraba el mandatario señalando su Iphone ensamblado en India.