Un empresario alemán se hace con el control absoluto del RCD Mallorca

El RCD Mallorca ya puede centrarse únicamente en el plano deportivo. Tras varios meses, e incluso años, de tensiones en la sala de juntas del conjunto bermellón, por fin sonará una única voz en el consejo de administración. El empresario alemán Utz Claassen al final ha logrado su aspiración de convertirse en el máximo accionista del conjunto balear, con una participación que se sitúa ahora en el 94,6% del capital. El nuevo propietario poseía hasta ahora el 45% de las acciones, pero se ha hecho con el control gracias a la compra de los títulos del extécnico Llorenç Serra Ferrer.

Claassen, que asegura haber invertido seis millones de euros para conseguir la propiedad del Mallorca, también se ha comprometido a aportar un millón de euros en la ampliación de capital que puso en marcha el club antes de que acabara el año. Lo que no ha aclarado aún es si aportará el millón adicional que le correspondería ahora que tiene casi el 100% del equipo, y es que las necesidades de capital se han suavizado de manera importante tras confirmarse el traspaso del joven Marco Asensio al Real Madrid por 3,7 millones de euros.

El empresario alemán, que hasta hace unas semanas sólo poseía el 20% del Mallorca, ya ha remodelado el consejo de administración para que esté formado por personas de su confianza con él como presidente. Aunque todavía no se ha inscrito en el Registro Mercantil, del consejo han salido ya Pedro Terrassa, expropietario del 25% del club, así como Tolo Martorell y Eduardo Valdivia, los hombres de Serrar Ferrer en el consejo. En su lugar, se ha incorporado como vicepresidente a Monti Galmés, que trabaja en el Grupo TUI como consejero delegado del Robinson Club para España y Portugal; Marcos Vera, asesor fiscal de Stein&Partner, y Günther Bredow, abogado especialista en financiación internacional. Roberto Mazorriaga y Michael Blum mantienen sus cargos como consejeros, al igual que Gabriel Cerdà y Guiem Cerdà.

Claassen (Hannover, 1963) es licenciando en Económicas y doctorado en Ciencias Políticas. Su trayectoria profesional, no exenta de polémica, arrancó como consultor en McKinsey, aunque uno de sus cargos más relevantes fue la de director financiero del grupo automovilístico Seat entre 1994 y 1997. Después no ha tenido larga estabilidad en ninguna empresa, aunque en todas las que ha trabajado guardan un patrón común: operaban en el sector de la tecnología o la medicina.